«Damos la bienvenida al énfasis en las áreas verde y digital y al foco en las recomendaciones que se han hecho a España». Así ha mostrado la Comisión Europea su aprobación cautelosa pero positiva al plan de recuperación presentado ayer por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y que incluye el las ayudas del fondo europeo.
Lo que aplauden en Bruselas es el compromiso del Gobierno de España con la inversión del 37% en combatir el cambio climático y del 33% en la digitalización, alineándose así con las prioridades de la Unión Europea en el nuevo contexto económico.
No es extraño pues que el propio presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, lo anunciara a bombo y platillo en redes sociales: «Hoy Pedro Sánchez presenta el plan de recuperación con un 70% de la inversión para la transformación verde y digital de España. Hacia un futuro verde y digital. Los planes nacionales reconstruirán y transformarán la UE».
Si esas propuestas generan un amplio consenso, el problema para el Gobierno será cumplir los grandes retos anunciados desde la creación de 800.000 puestos de trabajo a las medidas más concretas. De momento, Michel ya ha anunciado que cuenta con continuar el diálogo sobre el plan de recuperación con España para garantizar el mejor uso de los fondos.
Fue el propio Sánchez quien ayer puso en primer plano las inversiones que pretende hacer con los 140.000 millones de los fondos europeos. Mencionó entre ellas infraestructuras, la agenda urbana, la administración y la economía de cuidados. Sin embargo, pasó por encima de las reformas que exige Bruselas a cambio de los fondos.
Estas exigencias, que incluyen la reforma del mercado laboral y las pensiones, también tienen que incluirse en el plan de recuperación, aunque el principal escollo para ello es el desacuerdo que genera con los socios de Gobierno de Sánchez, Unidas Podemos.
Sin embargo, Sánchez ya ha entablado negociaciones con el Ejecutivo comunitario sobre los cambios que tendrá que realizar en el mercado laboral y las pensiones. Un primer paso fue la reunión que mantuvo el pasado 23 de septiembre con Ursula von der Leyen y con el comisario de Asuntos Económicos.
Las exigencias de Bruselas
Uno de los temas que más preocupa en Europa es la reforma del mercado laboral, y de hecho el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, trasladó la semana pasada al consejo las medidas que se han tomado en el plano laboral y en especial los ERTE y la prestación de los autónomos.
Sin embargo esto no es suficiente para la Unión Europea, que lleva años pidiendo reformas para reducir las diferencias entre contratos fijos y temporales con el fin de acabar con la dualidad en el mercado laboral. Además, Bruselas no quiere ni oír hablar de la intención de Podemos de derogar la reforma laboral de 2012.
En cuanto a las pensiones, la intención inicial del Gobierno es mantener la hoja de ruta trazada por Seguridad Social, que pasa por incentivar el retraso en la edad de jubilación y desincentivar la jubilación anticipada, fomentar los sistemas de pensiones sociales o de empresa como alternativa a los planes de pensiones individuales y hacer converger las diferentes pensiones.
Bruselas sí está de acuerdo con estas propuestas, pero en cambio generan un rechazo en Unidas Podemos. El Gobierno asume que tendrá que ceder a las exigencias si quiere recibir las ayudas, fundamentales para salir de la debacle económica en la que se encuentra España. Por eso auguran una dura negociación con Bruselas sobre los detalles del plan de recuperación.
El comisario económico en Europa, Paolo Gentilone, ha anunciado que las negociaciones ya están en marcha. La Comisión ha pedido a España que le envíe el primer borrador del plan antes del 15 de octubre, aunque aún no puede tramitarse. El siguiente paso será que el Ejecutivo comunitario emita un veredicto sobre el plan español, y se espera que el primer tramo de la ayuda, valorado en 14.000 millones, llegue en junio del año que viene.