Este martes, 17 de noviembre de 2020, el Gobierno ha confirmado que aprobará el enésimo real decreto de la era pandémica, en el que incluirá una batería de ayudas a los sectores más afectados por las restricciones asociadas a la Covid-19, destacando el sector de la hostelería que está llegando a su límite.
Fuentes del Ejecutivo han afirmado para 'El Español' que durante el fin de semana se han acelerado los trabajos de este nuevo decreto con el objetivo de incluir las medidas previstas para atender, sobre todo, las demandas de los bares y restaurantes, arruinados por las restricciones que han decretado la mayoría de Comunidades Autónomas.
Devastados por las medidas y cansados de ser siempre los primeros en tener que cerrar sus negocios, el sector hostelero se manifestó hace 10 días en las calles de media España exigiendo ayudas de entorno a 8.500 millones para sobrevivir ante una situación que califican de inadmisible.
Sánchez presenta 'El Plan de Recuperación y Resiliencia'
El pasado viernes 13 de noviembre, en Pamplona, Pedro Sánchez confirmaba el motivo de esta segunda etapa de su gira autonómica en la que su principal objetivo es promocionar el bautizado como 'El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía española'.
«El turismo, el ocio y la hostelería son los sectores más afectados por la emergencia sanitaria», admitió el jefe del Ejecutivo. Aunque lo cierto es que minutos antes había tomado el cierre de bares, restaurantes y discotecas como ejemplo de que su plan realmente funciona.
Argumentó el presidente que «la inmensa mayoría de las CCAA han tomado las mismas medidas restrictivas en los aforos, el cierre de bares y restaurantes». Quiso dejar claro que hay cogobernanza entre Moncloa y las CCAA.
Los gobiernos regionales son los que cargan con la cruz de las restricciones
Al fin y al cabo lo que está representando el plan de Moncloa es que los gobiernos regionales son los que cargan con la cruz de decretar restricciones de aforo, cierres de bares y restaurantes, limitaciones a la actividad económica, a la movilidad. Y que después es el propio Gobierno el salvador absoluto de la economía española.
«Llevamos semanas trabajando en estas nuevas medidas para salvar a miles de pequeñas y medianas empresas que son viables y a autónomos que necesitan más liquidez y más apoyos para seguir superando obstáculos. El Gobierno de España, lo he dicho antes, no va a dejar a nadie atrás y por tanto vamos a seguir apoyando a aquellos que más lo necesitan ahora mismo. El abrigo, el cobijo, el apoyo de las instituciones públicas», apuntaba Pedro Sánchez.
Más tarde, Sánchez añadía otros sectores, como el del transporte, el pequeño comercio y las actividades culturales, apuntando que «estos son subsidiarios de esas restricciones a las actividades que cruzan todo nuestro sistema productivo y que la Generalitat catalana, el Gobierno de Andalucía, el gallego, el riojano, el de Murcia o Aragón han coartado por orden de sus expertos».
«En esta fase de contención, las protagonistas deben ser las CCAA»
Así que el Gobierno ha decidido que «en esta fase de contención, las protagonistas deben ser las Comunidades Autónomas, que son las que tienen las competencias de Sanidad en este Estado compuesto». Lavándose así, una vez más, las manos.
Con el nuevo estado de alarma, el Gobierno decidió un toque de queda nacional, pero a gusto del consumidor regional. Una hora arriba o una hora abajo para aparentar que los territorios son soberanos contra la Covid. Otro punto de inflexión entre Moncloa y CCAA fue el levantamiento de una restricción nocturna de movimientos, que más tarde Sánchez proclamaría como toque de queda.
¿Y si los contagios disparados llevan a los científicos regionales a reclamar el confinamiento domiciliario? «Hay que esperar». ¿Cuánto? «Un par de semanas, nos dicen los técnicos» , respondía Salvador Illa hace ya 20 días, «es el plazo para evaluar la eficacia de las restricciones en vigor».
Tres semanas después del tercer estado de alarma, primero de todo va este decreto de ayudas, tal como ha explicado el presidente del Gobierno. Eso sí, si da la casualidad que regiones de todos los colores políticos piden de nuevo que se restablezcan las medidas, como ocurrió el pasado 24 de octubre, se acabará convocando un Ejecutivo de urgencia por aclamación popular y no por voluntad propia por parte de la Moncloa.