Un extraño accidente con una pistola segó este pasado sábado de madrugada la vida de un joven de 31 años en Cadalso de los Vidrios (Madrid). La víctima, Pedro Frontelo Sánchez, murió de un disparo en casa de su amigo Paco. Francisco, de 49 años, está acusado de homicidio y está en prisión provisional.
Para Paco, en cambio, lo que sucedió fue un accidente y defiende su inocencia. La policía encontró en su domicilio un auténtico arsenal de armas para las cuales no tenía licencia. Pedro, que ayer fue despedido por amigos y familiares, estaba probablemente en el lugar y en el momento equivocado.
Una barbacoa y una fiesta
El sábado, Pedro y Paco estuvieron juntos en una barbacoa con otros amigos. Luego la fiesta siguió por los bares del pueblo y, ya bien entrada la noche, en el chalet de Paco a las afueras del municipio. La casa está ubicada en una urbanización de Cadalso de los Vidrios, una localidad de tres mil habitantes.
Los invitados empezaron a desfilar y Pedro y Paco se quedaron solos. Según la primera versión de Francisco, una de sus pistolas se disparó accidentalmente mientras la estaba manipulando. Eran las 04:30 de la madrugada cuando llamó al 112, diciendo que su amigo estaba malherido por un tiro fortuito.
Minutos después volvió a llamar para cambiar su versión, y dejar claro que había sido su propio amigo quien había apretado el gatillo. La policía tiene claro que el implicado estaba intentando cubrirse las espaldas. Cuando la Policía Local llegó a su casa, Pedro estaba agonizando pero aún con vida.
Hay detalles que no encajan
Los efectivos sanitarios intentaron reanimarle, pero había perdido mucha sangre y solo pudieron confirmar su muerte. En un primer momento, Paco explicó a los agentes que estaban manipulando la pistola para probar un chaleco antibalas. Pero cuando entraron en la vivienda no tenía la prenda puesta.
Hay otro detalle que no acaba de convencer a la Guardia Civil. Paco dice que el arma se disparó justo después de cargarla, pero los investigadores hallaron dos casquillos de bala de 9 milímetros. Uno había dado en la pared, y el otro en el tórax de la víctima.
Primero pensaron que uno de los proyectores había matado al chico accidentalmente al rebotar en la pared. Pero tras algunas pesquisas, la policía descarta esta opción. Además, Paco se lavó las manos antes de que llegara la policía, intentando eliminar los restos de pólvora en su cuerpo.
La Guardia Civil encontró en su casa dos escopetas de caza, tres pistolas y varias armas blancas. A pesar de ser un gran aficionado a las armas, el hombre no tiene licencia. La ley prohíbe tener armas cargadas en casa, hecho por el cual se le imputa un delito por tenencia ilícita además del de homicidio doloso.
Un joven muy querido en el pueblo
La investigación sigue en marcha, y el estudio balístico y de la trayectoria de los disparos será crucial para saber qué pasó. Mientras Paco declaraba ante el juez, el municipio se despedía de uno de sus vecinos más queridos, Pedro. La fiesta del sábado acabó con uno en la cárcel y el otro en el cementerio.
Pedro es hijo de los dueños de Bodegas Frontelo y por eso era alguien muy conocido en su población. Era un joven amante de los perros y del deporte, y jugaba al fútbol en el equipo de su pueblo. Además era alguien muy conocido en un pueblo vecino, Almorox (Toledo).
Paco, acusado ahora de la muerte de su amigo, tiene varias empresas con su hermano Conrado. Entre ellas se encuentra una empresa mercantil de ciberseguridad. Además habría escrito un libro sobre hackeo informático y era alguien bastante conocido en el mundillo.