Ha costado mucho tiempo, pero la policía por fin ha admitido su error ante las familias de una pareja muerta tras un accidente de coche. Y es que pese a que recibieron el aviso del siniestro, tardaron hasta tres días en acudir al lugar de los hechos. De una intervención más rápida, con toda probabilidad se podría haber salvado la vida de la mujer.
Finalmente, más de 5 años después del accidente, la policía escocesa confirmaba ante los tribunales que sus errores «contribuyeron materialmente» a la muerte de Lamara Bell. Esta, de 29 años, se estrelló junto a su pareja, John Yuill, de 28, en la M9 cerca de la localidad de Stirling. Cuando los agentes llegaron, él ya estaba muerto y ella gravemente herida, siendo trasladado a un hospital donde moriría posteriormente.
Estos días se ha estado juzgando su caso en el Tribunal Superior de Edimburgo. El cuerpo policial ha admitido su culpabilidad por una serie de fallos en su sistema de recepción de emergencias que podrían haber evitado esa muerte.
Y es que la llamada que alertaba sobre la presencia del coche en una cuneta no se registró de manera adecuada. En ella se advertía de que el vehículo estaba en un terraplén cerca de un cruce. John y Lamara estuvieron «expuestos a los elementos» entre el 5 y el 8 de julio de 2015.
El sistema de emergencias de la policía no funcionaba correctamente
La Policía de Escocia tuvo que admitir ante la corte que hubo fallos sostenidos entre el 1 de abril de 2013 y el 1 de marzo de 2016. Durante todo ese periodo, se puso en riesgo la vida de muchas personas que llamaron solicitando ayuda.
Todo porque durante ese tiempo no se dispuso de un «sistema de gestión de llamadas adecuado y confiable». No se pudo asegurar a que este «no fuera vulnerable a riesgos inaceptables derivados de errores humanos». Tampoco se pudo dar plena seguridad de que toda la información dada por los alertantes se registrará en un sistema informático para ser respondida.
Para los jueces, existen pocas dudas de que la joven murió tras pasar días con "severos daños físicos" que podían haber sido atendido. Pero también con un "inimaginable estado de ansiedad" viendo que no llegaba la ayuda que se esperaba.
El fiscal también explicaba que si Lamara hubiera ingresado "seis u ocho horas antes" se la podría haber salvado. Los expertos forenses explicaban que las complicaciones de sus heridas podrían haber sido tratadas. "Habría sobrevivido, aunque con lesiones neurológicas para un largo plazo", explicaba Ashley Edwards.
La serie de errores que podía haber salvado la vida de Lamara
Ese julio de 2015, Lamara y John estaban acampando con unos amigos. El día 4, John, que tenía un carnet de conducir provisional, condujo su coche supervisado por un amigo. Pero al día siguiente, se marchó junto a Lamara dejando dormidos al resto de sus amigos.
Sus familias empezaron a preocuparse viendo que no regresaban y decidieron avisar de su ausencia a la policía. Un testigo avisó sobre las 11.30 de la mañana de la presencia de un coche azul en la cuneta. Pero esta llamada no quedó registrada en el sistema informático.
La persona que recibió la llamada la anotó en una libreta sin entrarla en el sistema Storm de emergencias. Días más tarde, el 8 de julio otro testigo del juicio vio a un coche azul en la cuneta. Este corroboró que dentro del vehículo había dos personas.
Vio a una mujer que todavía se movía y que le dijo: "Ayúdame a salir". Él lo intentó y llamó a emergencias. Una ambulancia llegó al lugar y trasladó al hospital a Lamara en el que murió el 12 de julio.
Finalmente, tras varios años su familia siente algo de paz al ver que se ha hecho justicia. Para su madre Diane es un "gran alivio" que la policía haya reconocido sus errores. Recibirán una indemnización de 100.000 libras.