Paquita González, más conocida como ‘la parricida de Santomera’, cumple una condena de 40 años por el asesinato de sus dos hijos de 4 y 6 años. Actualmente disfruta de permisos fuera de la cárcel. En uno de ellos se ha puesto frente a las cámaras para hablar sobre lo ocurrido después de veinte años.
La madrugada del 19 de enero de 2002, Paquita estranguló a sus dos hijos pequeños con el cargador del móvil. Ocurrió en Santomera (Murcia), donde Paquita vivía una tormentosa relación de infidelidades y drogas con su marido. Inicialmente, la madre explicó que habían sido objeto de un atraco.
Las pruebas condujeron rápidamente a los investigadores hasta la verdadera autora del doble crimen. Paquita González ha roto su silencio al hablar para el programa ‘En el punto de mira’ de Mediaset. Y por primera vez, la parricida de Santomera admite que fue una venganza contra su marido.
Habla Paquita, la parricida de Santomera
“No sé ni nunca voy a saber cómo llegué esa noche a hacer lo que hice, ni cómo fue ni por qué lo hice”. Son las primeras declaraciones públicas de la parricida veinte años después de haber matado a sus dos hijos pequeños. “Sí sé que fui yo, pero no lo recuerdo”, añade con lágrimas en los ojos.
Francisca González mató a sus hijos Francisco, de 6 años, y Adrián, de 4, mientras dormían. Su marido, camionero, estaba en Francia cuando ocurrió la tragedia y se desplazó rápidamente hasta Santomera. El matrimonio y su hijo mayor, José Carlos, acudieron al funeral desechos en lágrimas.
Paquita se presentó ante su familia, ante los vecinos y los medios como una víctima más de aquella desgracia. Contó a la policía que unos ecuatorianos habían asaltado su casa y les habían atacado. Pero la policía descubrió la verdad, y la parricida fue condenada a cuarenta años de cárcel.
Dice que fue por el consumo de drogas
Paquita asegura ahora que no recuerda cómo mató a sus hijos, pero sí reconoce que “la ira iba descargada hacia él”. “Aquella noche lo veía a él, yo quería descargar contra él, pero ya no por infidelidad sino por la vida que él a mí me daba, llena de incertidumbres”, explica. La madre ha recordado otros detalles.
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Como las últimas palabras de sus hijos antes de fallecer: “Mi hijo pequeño, Adrián, no dijo nada. Francisco, el segundo mayor, dijo ‘no’, yo recuerdo que le dije date la vuelta para tratar de estrangularlo con mayor facilidad”. “En aquel momento sólo veía a mi marido y dos cabezas”, reitera.
En este punto asegura que “estaba muy drogada”, y que aunque su hijo le decía que parara ella no paró. “Consumí cocaína, alcohol y ansiolíticos, los tres en grandes cantidades”, dice. Y que fruto de las drogas, “pensé que alguien había entrado a mi casa realmente, a la mañana siguiente fui consciente”.
Muestra arrepentimiento
Paquita sostiene que no mintió durante el juicio, sino que creyó verdaderamente que habían sido unos ladrones. “Cuando tomas coca pasan dos o tres horas, y te das cuenta de todo lo de atrás eran alucinaciones, paranoias, miedos”, afirma. Dice estar “arrepentida desde que pasaron los hechos”.
“Si tuviera ahora delante a mis hijos, les diría que los amo”, añade. Todo ello, a pesar de que antes de cometer los crímenes envió un SMS a su marido con un mensaje premonitorio de lo que iba a hacer: “Empieza el baile”. La investigación concluyó que se trataba, en efecto, de un acto planeado.
El reportaje cuenta además con testimonios directos de los hechos. El periodista José Alberto Pardo, entonces redactor de La Opinión de Murcia, afirma que durante el entierro “no intentó engañar solo a la Guardia Civil, sino a todo el pueblo”. Dice que ya entonces sabía que sería detenida horas después.
Una mujer atormentada
“Desde la madrugada anterior ya nos habían comentado el contenido de la investigación, que apuntaba a la madre como asesina”, relata el periodista. La policía no la detuvo durante el funeral para no encender los ánimos. Pero según Pardo, “estaba claro que ella interpretaba el papel estelar de madre afligida”.
Él mismo cuenta la relación tóxica entre Paquita y su marido debido a los celos enfermizos. Ella llegó a contratar a un chófer privado para ir de noche a los clubs de alterne a los que él solía ir en un polígono industrial. Fuentes policiales aseguran que la actitud de la madre les hizo sospechar desde el principio.
“Su testimonio no cuadraba, ella estaba nerviosa pero no abatida, y nos indicaba los indicios que teníamos que mirar”, explican en la Guardia Civil. Por su parte, los expertos afirman que la entrevista de Paquita es “impostada” ya que “ha aprendido a racionalizar la culpa”. “Está reproduciendo un guion que ha aprendido”, añade.