El asesinato de Pamela a manos de su pareja Pablo Javier es uno de estos casos de violencia machista. Sobre todo porque se sabía desde hace tiempo que esta joven de 25 años era víctima de malos tratos. Y que pese a tener una orden de alejamiento, el que era su asesino, de 53 años, la había roto en más de una ocasión.
Pamela y Pablo Javier se habían conocido en Alcalá de Henares, de donde era Pamela, mientras que él vivía en Alcorcón. Pasado apenas un año de relación, decidieron mudarse a Cambrils, conocida localidad de la costa de Tarragona. Allí han estado viviendo los tres últimos años pese a la fuerte oposición de la familia de ella.
Decidieron dar el paso de mudarse a Cataluña después que Pamela encontrará trabajo en un jardín de infancia. Pese a ello, actualmente vivían como okupas en una casa de la calle de Puig y Cadafalch, según explica El Caso.
Pese a la distancia y sus diferencias, Pamela, la mayor de tres hermanas, mantenía el contacto con su madre, Francisca, que residía en Madrid. En más de una ocasión le envió fotos a escondidas tras ser agredida por Pablo Javier. Era Francisca la que avisaba al 112.
Finalmente, los peores temores de la familia de Pamela se acabarían cumpliendo. Su cuerpo era encontrado sin vida el pasado 31 de julio en la vivienda donde residía. Ella presentaba heridas de días anteriores a su muerte y podría haber sido asesinada por asfixia.
De momento, se está a la espera que la autopsia acabe de confirmar cuál es la causa definitiva de la muerte. Aunque fue el propio Pablo Javier quien avisó de la muerte, fue inmediatamente detenido por romper la orden de alejamiento y puesto a disposición judicial. Una magistrada del juzgado de violencia sobre la mujer de Reus decretó su prisión sin fianza el pasado martes.
Pamela fue agredida en varias ocasiones durante las horas previas a su muerte
El auto judicial recoge varios detalles de cómo fueron las horas previas a la muerte de Pamela. La pareja podría haber iniciado una primera discusión a las 12:00. Poco después él se fue a un bar aunque acabaría volviendo a casa de ella en autobús más tarde.
Entre las cinco y las cinco media los vecinos habrían oído más gritos y una posible pelea, incluido un fuerte golpe seco. Según su declaración, Pablo Javier se volvió a marchar y no volvió hasta las 19:30 porque Pamela "le dejó de contestar las llamadas y los whatsapps".
Tardó una hora más en realizar una llamada al 112 para avisar sobre lo que había pasado. Lo que relató al teléfono de emergencias es que al volver encontró a su mujer en el suelo "muy fría, azul y sin reacción", explica Alcalá Hoy. También habría dicho en varias ocasiones que está "muerta" al operador del Servicio de Emergencias Médicas.
Ante la magistrada, él defendió que no hubo ninguna pelea física entre los dos. Eso sí, no supo dar explicación sobre las heridas que Pamela presentaba en la cara, que podrían ser de una agresión del día anterior. La jueza también duda sobre lo que estuvo haciendo entre las 05:00 y las 08:00.
La teoría que se baraja ahora mismo es que habría sido a esa hora de la tarde en la que habría cometido el asesinato. Se está a la espera de que las pruebas forenses acaben de confirmar lo que ocurrió ese día.
La madre y la tía de Pamela ya temían que la mataría
Francisca y Pilar son la madre y la tía de Pamela. La primera explicaba que la joven no podía volver a Alcalá, ya que él la había amenazado con "matar a toda su familia si lo hacía". Las dos coinciden en que este crimen se veía venir.
También relatan que sabían que Pablo Javier tenía antecedentes por maltrato. Es más, que podría haber cometido un asesinato en Perú.
Finalmente, pudieron enterrar a la joven el pasado lunes por la tarde. Su tía lamentaba su muerte diciendo que están “Totalmente destrozados con lo sucedido, y queremos justicia, queremos difundirlo lo máximo posible. Todo Alcalá conocía a mi sobrina”.