El País Vasco no pierde de vista la necesidad de adelantar el toque de queda en la región, que actualmente está fijado a las 22:00 horas, pero que podrían adelantar a las 20:00 horas o incluso antes en función de cómo avance la pandemia.
El último varapalo judicial a las restricciones del ejecutivo vasco no ha sido un impedimento para que sigan pensando en nuevas estrategias para contener al coronavirus, pero sí ha aumentado la prudencia a la hora de tomar decisiones y defenderlas.
El Plan Bizi Berri III, elaborado por el LABI (Plan de Protección Civil de Euskadi), trabaja sobre dos posibles escenarios durante los próximos meses después de que la tercera ola haya mostrado señales de ir a la baja y estar más controlada. El plan comprende los meses de febrero hasta junio para desarrollar los posibles escenarios que puede vivir el País Vasco, que serían dos.
El primero de ellos contempla que la tercera ola sea la última, por virulencia y extensión, y que a partir de ahora las medidas sanitarias y la vacunación sean suficientes para contener el posible aumento de los casos, dejando la incidencia acumulada alrededor de los 300 casos.
Pero el segundo panorama prevé la posibilidad de que las nuevas variantes de Covid-19, con la británica con cada vez más implantación en todo el territorio nacional, provoquen nuevas subidas de contagios en los próximos meses, que lleven a la incidencia muy por encima de los 300 casos y obliguen, de nuevo, a tomar medidas más restrictivas.
En este segundo escenario es donde el gobierno vasco estaría abierto a la posibilidad de ampliar el toque de queda a las 20:00 horas, una medida que el actual estado de alarma no recoge, pero que Castilla y León implementó hace un mes para luchar contra la tercera ola y que todavía sigue en pie. Aun así, el Tribunal Supremo está estudiando un recurso del Gobierno central contra la norma, pero su resolución se ha pospuesto.
El gobierno vasco iría todavía más allá de las 20:00 horas, y plantea que «en circunstancias extremas», esta medida pudiese empezar a implementarse desde las 18:00 horas. La intención, señalan, sería evitar un «confinamiento estricto, el colapso sanitario, el cierre educativo, el coma económico y el aumento de brechas sociales».
Los expertos que asesoran al gobierno de Euskadi creen que el confinamiento nocturno «es especialmente efectivo en la reducción de los riesgos de la movilidad y la interacción social», y de hecho plantean un escenario de actuación en los próximos meses que vaya en la dirección de controlar estos dos aspectos de la vida cotidiana.
Así, el ejecutivo vasco quiere espaciar las desescaladas para evitar que un levantamiento de restricciones provoque una nueva subida de casos, y ajustar las restricciones en periodos de alta movilidad e interacción social. En este segundo punto, se entiende que en fechas señaladas como la Semana Santa, el gobierno vasco planteará una serie de restricciones más duras, independientemente de cuál sea la situación epidemiológica cuando llegue el momento.
La vacunación y las nuevas variantes marcarán los próximos meses
Independientemente del escenario que se dé en las próximas semanas, el plan del gobierno vasco y de todas sus instituciones pretende mantener a la baja la tendencia y que se llegue al mes de junio con una incidencia máxima de 60 casos por cada 100.000 habitantes, lo que permitiría, junto a la mayor cantidad de población vacunada, levantar algunas restricciones y empezar a recuperar cierta 'normalidad' con la llegada del verano.
Todo dependerá de cómo avance la vacunación y de la incidencia que puedan tener las nuevas variantes. La británica ya acapara el 16,8% de los casos diagnosticados en el País Vasco, lo que podría aumentar un aumento de la incidencia en las próximas semanas, aunque dependerá también de las medidas de prevención y de su cumplimiento.
En el otro lado, la vacunación da esperanzas en la lucha contra la pandemia, ya que el Plan plantea la posibilidad de que cuando llegue junio, la gran mayoría de personas mayores de 70 años puedan estar ya vacunadas, junto a sanitarios, colectivos más vulnerables y personal esencial, lo que sin duda ayudaría a reducir la transmisión, o por lo menos, la gravedad de los casos.