Los largos meses de lucha contra el coronavirus están causando otra gran pandemia en todo el mundo de la que no se habla tanto en los medios comunicación. Y es que las largas semanas de encierro y confinamiento, que en algunos países se han repetido en varias ocasiones a lo largo del último año, están teniendo una gran afectación en la salud mental de buena parte de la ciudadanía.
Aunque por desgracia, hay quién está pudiendo recibir ayuda, está no está siendo suficiente en algunos casos. Y esta es la triste realidad que tuvo que vivir la familia de Ross McCarthy, un padre de 31 años que se quitó la vida durante el último confinamiento del Reino Unido, durante el pasado mes.
Durante este último encierro, su salud mental había ido sufriendo un deterioro y no pudo aguantar la presión y el agobio que había convertido su vida, según explica la familia, en un constante «día de la marmota». Pese a ello, el joven británico quiso despedirse de la persona a la que más quería, su hijo de 3 años, Charlie.
Así lo explicaba en los medios británicos como 'Yorkshirelive' el padre de Ross, Mike McCarthy. Este explica que su hijo, que de profesión era ingeniero de instrumentalización, mostraba su amor por el pequeño y en la que decía que él «viviría a través de Charlie y que él es yo pero sin mis culpas». El padre del fallecido explicaba que la familia no cree que el joven tuviera que lamentar ninguna culpa pero que «era parte de su enfermedad y de las voces que le hacían pensar eso».
Hacía años que intentaba superar su enfermedad
Ross hacía años que convivía con sus problemas mentales que, pese a todo, no consiguieron «amargar su carácter», según explicaba su pareja y madre de su hijo, Charlotte, de 26 años. La joven se encuentra rota de dolor, como el resto de la familia y conocidos de Ross. Los dos tenían planes de boda para la pasada navidad, pero la pandemia los truncó. Pese a no estar casados, Charlotte tiene decidido cambiarse su apellido de soltera por McCarthy, apellido de Ross, como es habitual en el Reino Unido.
La joven madre explicaba como el primer confinamiento había sido más fácil para Ross, ya que «salir e ir a pasear». Pero durante el tercer confinamiento «teniendo que ir a trabajar con un clima frío y sin poder hacer casi nada, tuvo un impacto brutal en su salud».
Pese a sus problemas, Charlotte confiesa como Ross fue «su mejor amigo, su alma gemela» y como «no hay palabras para describir su amor por su hijo. Habría movido montañas por él y era un padre increíble». Explica como los dos se «trajeron felicidad uno al otro de una manera que para mí sería difícil de conseguir, por mucho que lo intentara».
También añade como el que iba a ser su marido no pudo recibir durante esta pandemia todo el apoyo médico que hubiera sido necesario. «La salud mental ha sido una asesina silenciosa durante esta pandemia de covid-19». Cree que si hubiera sufrido un cáncer físico «hubiera sido tratado de manera más urgente que con su enfermedad mental».
Es por eso que Ross habría pedido en su nota que su familia luche para que se mejore la atención a las personas con problemas de salud mental. Así lo explicaba su hermana Laura, que afirmaba que esta se iba a convertir en «su misión en la vida». Es por eso que ya han creado una página web para recaudar fondos para la 'Campaña contra una vida miserable' que explique la historia de Ross y tratar de salvar el mayor número de vidas posibles.