El padre de Marcos Servera habló con él justo después de llegar al Hotel Mayflower de Londres, el 3 de marzo de 2018. Quedaron en hablar el día después, pero no contestaba a las llamadas. El personal del hostel lo encontró muerto sobre la cama el día 5. Saben qué pasó y cómo, pero tres años después el caso sigue sin resolver y su padre pide justicia.
El mallorquín Marcos Servera tenía 33 años, era realizador y trabajaba para varios medios españoles. En marzo de hace tres años hizo un viaje a Londres. Al llegar al hotel llamó a su padre, que también se llama Marcos. Una llamada de tres minutos y doce segundos en la que le dijo «que hacía un frío de cojones, que había salido a fumar y ni se le encendía el cigarro». Fueron las últimas palabras que se cruzaron padre e hijo.
Marcos se alojaba junto con un compañero en la habitación B3 del Hotel Mayflower, al lado de las calderas. La autopsia reveló la causa de la muerte: «Intoxicación por monóxido de carbono». Y el informe del forense deja claro el origen del incidente, al establecer que «el 2 de marzo de 2018 hubo una falla en una de las calderas».
En la misma habitación donde encontraron el cadáver de Marcos estaba Esteban, su amigo. Yacía inconsciente y fue trasladado al hospital en estado crítico, aunque logró sobrevivir. En el cuarto se midió el monóxido de carbono y había niveles tan altos que quedaban fuera del equipamiento. Así se lo hicieron saber los investigadores al padre de Marcos en un correo, en septiembre de 2018: «La caldera se ha examinado y era defectuosa, mal ajustada».
La muerte de Marcos parecía un caso claro de homicidio involuntario por imprudencia del hotel. Pero tres años después se mantiene la misma hipótesis sin que haya una sentencia firme sobre el caso. «No puedo creerme que sabiendo el cómo, el dónde y el cuándo, el caso siga abierto», dice Marcos padre. Lo que busca no es una indemnización, sino «que se acabe todo y haya una sentencia».
'No fue una muerte dulce como dicen'
El pasado 17 de diciembre de 2020, volvió a recibir un mensaje del inspector al mando de la investigación. Le pide disculpas por la lentitud. Pero a Marcos padre le sigue atormentando la idea de que su hijo sufrió antes de morir: «Lo llaman la muerte dulce porque se quedan dormidos, pero no me cuadra, no creo que mi hijo se quedara dormido, creo que se asfixió».
Lo dice basándose en el informe del forense. Según explica, el mediodía del 4 de marzo «el gerente del hotel y un trabajador de mantenimiento entraron en su habitación porque habían oído un ruido extraño, y encontraron a los dos ocupantes actuando de manera tonta, con vómitos en la cama y junto a ella. Pensaron que estaban bajo los efectos del alcohol, y salieron de la habitación».
Pero la autopsia reveló que Marcos no había ingerido alcohol, y por eso su padre lo tiene claro: «Me quema al decirlo, pero la muerte de mi hijo no fue dulce». Esto le empuja a seguir buscando explicaciones más allá de las hipótesis formuladas hasta ahora. Cansado de tantos retrasos, solo quiere que el caso se cierre y saber lo que le pasó a Marcos.
En la recta final
Marcos padre se ha puesto en contacto con el consulado para pedir la celeridad de las investigaciones. Está seguro de que el hotel ha dificultado la investigación y que, además, esta se ha prolongado porque hay varios organismos implicados «y el detective que llevó el caso no remitió el caso con anterioridad a la fiscalía».
Sin embargo, cree que las cosas están muy claras y que es un caso que se podría cerrar pronto con un poco de voluntad. De hecho, él mismo marca las líneas a seguir: «El juez de instrucción es el encargado de investigar las circunstancias de la muerte, pero su función no es depurar responsabilidades, sino determinar quién, cómo y cuándo murió, y hacer las oportunas recomendaciones para el futuro. Pero hasta que la investigación finalice, sí puede dar ciertas directrices».
El caso sigue en manos del juez, pero hay indicios de que está llegando a su fin. El sumario se ha remitido a una fiscal especializada para la revisión del caso, y la familia de Marcos entiende que ahora la fiscal debe estudiar las pruebas, calificar el delito y dar las guías oportunas para finalizar la investigación.