Los padres de Esther López, Miguel y María Jesús, permanecen en la sombra desde que el 5 de febrero apareciera el cuerpo sin vida de su hija. Ahora, Miguel rompe el silencio en una entrevista en El Español. El padre de la joven de Traspinedo (Valladolid) ha ofrecido al fin la versión de la familia.
En los últimos días se ha estado hablando mucho sobre las novedades de la investigación, con un sospechoso en el punto de mira. La familia de Esther López reveló que ellos tenían una opinión, pero que no podían expresarla. Solo se limitaron a reiterar su confianza en la Guardia Civil.
Miguel fue la cara visible de la familia durante los 24 días que Esther estuvo desaparecida. Tras aparecer el cadáver, ella y su mujer se alejaron del foco para facilitar las labores de investigación de la policía. Este fin de semana, Miguel ha roto el silencio para ofrecer su versión de lo que ocurrió.
Confían en la investigación
La vida de Miguel López, trabajador de una empresa de cerámica jubilado, cambió de forma radical el pasado 13 de enero. Aquella madrugada su hija desapareció después de haber estado viendo el fútbol con sus amigos. Apareció muerta un mes después en una cuneta a la entrada del pueblo.
Desde entonces, asegura que él y su mujer no salen de casa ni hablan con nadie: “Todo esto lleva su tiempo, seguimos esperando respuestas, se nos está haciendo muy largo pero qué le vamos a hacer”. El padre de Esther López aprovecha para reiterar que “la Guardia Civil lo está haciendo muy bien”.
“Hay cosas que ya iréis sabiendo”, afirma, “cosas que han intentado borrar”. Su otra hija Inés es la que está haciendo de interlocutora entre la familia de Esther López y la Guardia Civil. A través de ella van conociendo las novedades, a través de las cuales la familia se ha hecho su propia idea.
Miguel revela cómo murió Esther
“Esther fue asesinada y punto, eso de que fuera atropellada o asesinada… mi hija murió asesinada”. Así expresa Miguel el sentir de la familia de la víctima, que lleva más de dos meses esperando respuestas sobre la muerte de su hija. “Según cinco forenses, la tuvo ocho horas agonizando y dejándola morir”.
“Se podía haber salvado”, lamenta Miguel, que revela que “no es solo el atropello” porque “tiene otro golpe en la cabeza aparte de la rotura de cadera”. El padre de Esther apunta a una única persona como responsable de la muerte de su hija. Y no duda en asegurar que “la tuvo agonizando”.
Aunque no ha querido pronunciar ningún nombre, en la cabeza de todos está el principal sospechoso de la investigación. Se trata de Óscar, el amigo de Esther y la última persona que la vio con vida. Cuestionado sobre esa persona, Miguel se niega a hablar: “no puedo decir nada, prefiero no hablar”.
‘La asesinaron en otro sitio’
Óscar llevó a Esther con su Volkswagen T-Roc hasta un cruce de la carretera N-122, donde asegura que se separaron. A tenor de sus contradicciones y otros indicios que han ido apareciendo, la Guardia Civil le considera el principal sospechoso. Miguel se limita a decir que “todo está en secreto de sumario”.
“Lo único que sé es que mi hija podría estar viva y no lo está”, añade, y confirma que “esos no han vuelto por el pueblo”. Han sido semanas muy difíciles para la familia de Esther. “A nosotros nos han pedido paciencia, pero se van a aclarar las cosas, hay pruebas pero no puedo hablar más”, afirma.
Sin embargo, Miguel tiene claro que el autor escondió el cadáver de Esther: “A mi hija la asesinaron en otro sitio, no sé dónde la ha tenido, ha querido engañar a todo el mundo”. Miguel cree que “luego la volcó allí, donde apareció el cuerpo, y borró todas las huellas del móvil”.
A la espera de los resultados
Sobre la muerte de Esther, afirma que “la única hipótesis es que cuando lleguen las pruebas se van a aclarar muchas cosas”. Lo dice en referencia a las muestras halladas en casa del sospechoso y que se están analizando en un laboratorio de Madrid. Mientras, la familia sigue esperando y guardando silencio.
“Me quedaron muchas cosas pendientes con mi hija”, afirma su padre en la entrevista. “Nadie sabe lo que significa perder una hija ni nadie sabe lo buena y alegre que era Esther”, añade. Recuerda que “siempre hablaba de irnos de vacaciones, pero este año no nos ha dado tiempo”.
La pasada semana volvieron a sentir el calor de los vecinos en la concentración para pedir justicia por Esther. Es el empuje de todo un pueblo y la determinación de una familia para conocer al fin qué le pasó a su hija y poder empezar el duelo. Ahora, por fin, sabemos cuál es su versión de los hechos.