Óscar Pérez, vecino de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) de 48 años, era un hombre de rutinas. Todas las mañanas solía tomar un café descafeinado en un bar del barrio después de dejar a su hijo en el instituto. Pero ayer por la mañana no acudió a su cita puntual, porque le habían descerrajado cuatro tiros por la espalda.
La mañana ya empezó torcida para Óscar, al que unos desconocidos le habían pinchado las ruedas del coche. Tras avisar a su mujer, se dirigió al instituto para dejar a su hijo y volvió caminando hasta su casa. Cuando estaba a punto de llegar, alguien se le acercó y le disparó varias veces por la espalda.
Los servicios de emergencia hicieron todo lo posible por salvarle la vida, pero presentaba heridas muy graves y murió allí mismo. El fallecido es un conocido vecino de la zona, que según cuentan en el barrio llevaba “una vida normal”. Nadie se explica quién ha podido ejecutarle a sangre fría, a plena luz del día.
Tenía negocios secretos
La apacible vida en Cerdanyola del Vallès se ha visto rota por este trágico suceso que tiene a los vecinos en vilo. La víctima mortal es un conocido padre de familia residente en un bloque de pisos en la calle Serra de Galliners, en la zona norte. No tenía antecedentes policiales y era mecánico aunque también tenía sus “trapicheos”.
Sin embargo, en su entorno desmienten que tuviera relación con las drogas y descartan que el crimen tenga que ver con el narcotráfico. Era una de las posibilidades abiertas en un primer momento, ya que hay una guerra abierta por el control del tráfico de marihuana en Barcelona. “Tenía sus negocios, que no explicaba a nadie, pero nada de droga” dice un vecino para el portal El Caso.
Sus amigos insisten en que “tenía sus cosas, pero era una persona normal, fanfarrón pero incapaz de hacer daño a nadie”. Es precisamente en esos negocios secretos donde los investigadores están ahora buceando para llegar hasta la verdad. La pregunta que se hacen todos ahora es, ¿quién tenía motivos para matar a Óscar Pérez?
No fue un crimen al azar
Óscar trabajó durante muchos años en una empresa de neumáticos al lado de su casa, pero la crisis de la pandemia lo cambió todo. Últimamente se ganaba la vida arreglando coches y haciendo algunos favores. Arreglaba papeles, asesoraba a personas extranjeras, y estaba metido en otros negocios que nadie sabe explicar.
La clave del asesinato podría estar en ese submundo, esa vida secreta que llevaba Óscar y que solo él conocía. Porque si algo tienen claro los investigadores es que no fue un crimen al azar, y que el asesino sabía muy bien quién era y fue a por él. El Área de Investigación Criminal (AIC) de los Mossos sigue investigando el suceso.
El crimen parece perpetrado por un profesional con un silenciador, porque nadie oyó los disparos. La policía científica analiza los proyectiles encontrados en el cuerpo del hombre para ver si está vinculado con otros hechos delictivos. En las últimas semanas ha habido otras ejecuciones, todas relacionadas con el tráfico de drogas.
Sorpresa en La Cepa de Oro
Donde la muerte de Óscar ha causado más sorpresa ha sido en el bar donde iba siempre, La Cepa de Oro. Ayer levantó la persiana a primera hora, como cada día, para atender a los clientes más madrugadores. Entre ellos solía estar Óscar, que se tomaba un cortado y a veces comía un bocadillo, pero ayer no llegó.
En una esquina cercana fue ejecutado a tiros aunque nadie en el bar escuchó nada. Solo las sirenas de los coches de policía, minutos después, llamaron la atención de los clientes. La propietaria del bar salió a ver qué pasaba, y entonces supieron que el cliente habitual había sido abatido por un pistolero.
En el lugar donde fue asesinado han puesto flores y dos velas como homenaje. Los vecinos se paran y recuerdan a Óscar Pérez, el vecino normal con más enemigos de los que parecía. Lo hacen aún con el miedo en el cuerpo, y la esperanza de encontrar cuanto antes a los culpables para devolver la tranquilidad al barrio.