La misteriosa desaparición de dos hermanos en un hospital español hace 33 años podría dar un giro inesperado. La familia de Isidre y Dolores Pires Orrit piden la reapertura del caso ante la aparición de un nuevo testimonio. Asegura haber visto a un médico llevándose a los niños al sótano.
La familia de los dos menores desaparecidos lleva más de tres décadas preguntándose qué pasó el 5 de septiembre de 1988. Ella tenía 17 años y esa noche estaba al cuidado de su hermano de 5, en el Hospital de Sant Joan de Déu de Manresa (Barcelona). Su paradero sigue siendo un misterio a día de hoy.
Isidre y Dolors eran dos de los quince hijos de Alfredo Pires y María Orrit. El menor estaba ingresado en la habitación 229, en la segunda planta del hospital, y de pronto, desapareció junto con su hermana que estaba cuidando de él. La familia ha intentado reabrir el caso varias veces, pero este prescribió en 2016.
Un nuevo testimonio podría dar la vuelta a un caso que hasta ahora parecía cerrado. La familia confía en que la nueva prueba sea suficiente para retomar el caso. El juez lo denegó en un primer momento porque el caso está prescrito, pero el hombre acaba de dar su versión en un periódico local.
Un testimonio espeluznante
Hasta ahora, el testigo había guardado silencio porque decía que no quería problemas con la policía. Pero ahora ha roto su silencio con el relato de lo que vio aquella noche del 5 de septiembre, hace 33 años. Ha hablado para el periódico Regió7, y lo que cuenta pone los pelos de punta.
"No recuerdo la hora, era de noche y en el hospital no había nadie". Así empieza el relato de los hechos que hace este vecino de Manresa, llamado Antonio. Entonces tenía 13 años y cuidaba a un hermano que estaba ingresado en el hospital, en la misma planta donde estaban Isidre y Dolors.
Según el sumario del caso, una enfermera pasó por la habitación de Isidre a las 11:15 horas de la noche. Al ver que estaba durmiendo no quiso molestarlo. En una sala al final del pasillo estaba Antonio, que escuchó unos lloros que le llamaron la atención y se acercó hasta la habitación 229.
Según explica Antonio, vio a un médico ordenando a la adolescente que se sentara en una silla de ruedas mientras esta lloraba. Luego le puso encima al niño de 5 años, que también lloraba y preguntaba por su madre. "Pasaron por mi lado, y el médico se me quedó mirando", relata este testigo.
Eso le llamó poderosamente la atención, y siguió con la mirada el camino que hacían el médico y los dos hermanos. Les vio meterse dentro de un ascensor reservado solo para el personal médico. "No sabía a qué planta habían ido, pero aquel ascensor solo iba hacía el sótano".
Todo lo que recuerda aquella noche
Antonio explica que una vez llegó al sótano vio que un médico esperaba a los niños. "Primero le puso una inyección al pequeño, que dejó de llorar, y luego le puso otra a la chica", relata. Dice que les colocaron cada uno en una camilla, y que entonces uno de los médicos advirtió de la presencia de Antonio.
En ese momento asegura que huyó corriendo del hospital: "Volví a casa y dijo a mi madre que no quería estar allí porque me daba miedo". Antonio no explicó nunca lo que supuestamente había visto en el sótano del hospital aquella noche. Hasta ahora, 33 años después, cunado ha decidido romper su silencio.
Dice que es todo lo que recuerda de aquella noche y que no había dicho nada hasta ahora por miedo. Al ver el caso en un programa de máxima audiencia de Telecinco, decidió contar la verdad. Su relato ha sido el clavo ardiendo al que se agarra la familia de los desaparecidos para reabrir la investigación.
Según el sumario del caso, nadie volvió a la habitación hasta las 7 de la mañana y fue entonces cuando vieron que los niños habían desaparecido. Lo que pasó horas antes había estado sumido en el misterio hasta la aparición de este nuevo testimonio. Aunque de momento, el juez se niega a reabrir el archivo.
Clamor para que reabran el caso
Un miembro del equipo médico que trabajaba en el hospital cuando sucedió todo asegura que el relato de Antonio no es cierto. Lo califica de "fantasioso" y pide no buscar cosas extrañas en versiones inventadas. Sin embargo, la familia reprocha a los médicos la falta de implicación en este extraño suceso.
Decenas de personas se concentraron este fin de semana ante el ayuntamiento de Suria, localidad de la familia Pires Orrit, para pedir la reapertura. Ayer se cumplieron 33 años exactos de la desaparición de los dos hermanos. En el acto intervinieron miembros de la familia, y también autoridades locales.
La responsable de Seguridad Ciudadana y Sanidad del ayuntamiento de Suria mostró abiertamente su apoyo a la familia. "Han sufrido mucho durante todo este tiempo", expresó. El alcalde, Albert Coberó, también acompañó a familiares de Isidre y Dolors durante la concentración.
Carme, hermana de los desaparecidos, volvió a pedir a la jueza que reconsidere su posición y reabra el caso. "Hay un nuevo testigo, y todos sabemos lo que ocurrió", sentenció. La versión oficial hasta hoy, la teoría de la fuga voluntaria, está a punto de dar un giro definitivo con este nuevo testimonio.