Según los expertos se tardarán años en volver a llenar algunos de los restaurantes más típicos de España. Es sólo una de las peores previsiones sobre uno de los sectores con más peso en la economía de España, y esto podría explicar porque nuestra economía caerá por debajo del resto de los países avanzados de nuestro entorno.
De hecho, el sector hostelero aporta en España un 6,3% del PIB y es capaz de superar, en un año natural, los 123.000 millones de euros de facturación en 314.311 establecimientos y con 1,7 millones de empleados. Ahora, bares y restaurantes se enfrentan a su peor momento en mucho tiempo, pues la crisis del Coronavirus marcará un antes y un después para el sector.
Por eso el sector ya se prepara para lo que pueda venir y los hosteleros asumen que la vuelta a la normalidad no va a ser ni mucho menos temprana. De momento, ya se empiezan a conocer los primeros detalles de cómo será el protocolo de control a la hora de ir a cenar o comer a un restaurante, como los controles de temperatura y las mesas separadas.
En Estados Unidos, algunos establecimientos de fast food que son los más propensos a las aglomeraciones, como McDonald’s, Burger King o Popeye’s, toman la temperatura en la entrada y eso podría extenderse por todo el mundo. Profesional Horeca, la empresa de equipamientos y distribución del sector hostelero, apunta a un fuerte aumento de las medidas de seguridad alimentaria en los próximos meses y años.
Así, no es difícil intuir un panorama venidero en el que cambien los hábitos a la hora de ir a bares y restaurantes después del Coronavirus. Seguramente habrá más medidas de distanciamiento entre mesas y sillas, y por lo tanto menos clientes por local, y los controles de temperatura se pueden convertir en una imagen habitual.
Caída del 40% de facturación
Según el analista e inversor Roger Lipton, «habrá una nueva normalidad en términos de nuestro estilo de vida» y esto obligará a la hostelería a adaptarse a una nueva situación. En sus declaraciones para Business Insider, este experto compara la situación con la que vivieron las aerolíneas tras los atentados del 11-S.
Otras informaciones señalan que el sector podría llegar a perder 55.000 millones de euros este año, lo que supone una caída del 40% de la facturación, y esto afectaría a 680.000 de empleados que perderían su trabajo, 207.000 de forma definitiva.
A esta situación se le añade que el sector trabaja con márgenes de beneficios más bajos que el resto de los negocios y se trata de un ámbito con poca liquidez. En restauración, el 50% de los negocios podría aguantar sólo un mes de gastos fijos sin recurrir a financiación.