Le llamaban Le Grêle (en español, “el picado de viruela”), pero su identidad ha sido durante 35 años el mayor misterio de Francia. Ahora, una noticia de suicidio de un expolicía ha puesto fin al misterio. El asesino que aterrorizó París durante años ya tiene nombre y apellido.
François Verove, un exgendarme de 59 años, ha sido hallado sin vida este miércoles en su domicilio cerca de Montpellier. Se quitó la vida después de que la policía francesa llamara a decenas de gendarmes para hacer pruebas de ADN. Antes de hacerlo escribió una carta de confesión: él era Le Grêle.
“Yo reconozco que he sido un gran criminal que ha cometido estos hechos imperdonables en los años ochenta y noventa”. En la nota de suicidio, Verove aseguraba ser el autor de cinco crímenes entre 1986 y 1994. También aseguraba no haber cometido más delitos con posterioridad.
Se mató cuando se vio acorralado
Durante tres décadas y media, la policía ha buscado desesperadamente a un asesino en serie que, en realidad, estaba dentro del propio cuerpo. François Verove se vio acorralado cuando, recientemente, la Brigada Criminal ordenó a decenas de gendarmes entregar muestras genéticas. Quería cotejarlas con las halladas en los cuerpos de las víctimas.
Después de mucho tiempo de investigación infructuosa, llegaron a la conclusión de que el asesino era un miembro de la gendarmería. Fue entonces cuando ordenaron entregar las muestras de ADN. Verove, conocedor de que había llegado su final, decidió cortar por lo sano y quitarse la vida.
El exgendarme apareció muerto en su casa con una reveladora carta en su haber. La policía cotejó su ADN con el perfil genético de Le Grêle, y confirmaron una coincidencia total. Por fin se ha revelado el misterio de este asesino en serie con cinco crímenes en su haber.
Hasta ahora, la policía solo contaba con un retrato robot del asesino y rastros genéticos encontrados en las escenas de los crímenes. El rostro de Le Grêle era muy particular, porque estaba lleno de marcas de la viruela. Aun así, sorprendentemente, nadie sospechó nunca del gendarme fallecido.
Autor de cinco crímenes y seis violaciones
Con su confesión y la confirmación científica se cierran 35 años de investigación en torno a uno de los criminales en serie más temidos de Francia. Durante casi una década, Le Grêle (o sea, François Verove) aplicó su ley del terror en la ciudad parisina. Sus víctimas y el resto de los parisinos respiran por fin aliviados.
La caza al asesino en serie empezó en 1986, cuando una niña de 11 años apareció muerta en un sótano de la capital francesa. Las pruebas forenses confirmaron que había sido violada y acuchillada. Un testigo aseguró haber visto a un hombre picado de viruela en el lugar del crimen.
Así nació el mito de Le Grêle, que llegó a causar una verdadera psicosis en la capital francesa. Durante los años posteriores se le atribuyeron otros cuatro asesinatos y hasta seis violaciones. El autor confeso confirma en su carta que, efectivamente, todos estos crímenes fueron obra del mismo asesino.
La caza al asesino
La fiscal Laure Beccuau ha ofrecido un comunicado explicando los detalles de la muerte y la confesión de Verove. Según desvela, "todo llevó hacia un sospechoso no identificado que pudo haber ejercido la profesión de gendarme en el lugar de los hechos, y permitió aislar un perfil susceptible de pertenecer al autor".
En el comunicado afirma que "estos últimos meses fueron convocados unos 750 gendarmes que habían trabajado en la región en aquellos años. Uno de ellos, un hombre de 59 años domiciliado en el sur de Francia, fue convocado para una audición el 29 de septiembre".
Dos días antes de la cita, la mujer de François Verove denunció la desaparición y apareció muerto el día 29. "Se trata de un antiguo gendarme que después trabajó como policía y estaba jubilado", confirma la fiscal. Su ADN coincide plenamente con el perfil genético del asesino en serie.