Noelia de Mingo ha vuelto a actuar y mucha gente era consciente de que iba a hacerlo tarde o temprano. Mató a tres personas en la Fundación Jiménez Díaz, pero en 2017 fue puesta en libertad y se instaló en El Molar.
Noelia de Mingo padece una enfermedad mental bastante grave que ya ha sembrado el caos en demasiadas familias. Recientemente ha atacado a otras dos mujeres que estaban trabajando en su supermercado y el entorno de las víctimas anteriores ha roto su silencio.
El Defensor del Paciente, una asociación que puso mucho empeño en hacer justicia, ha concedido unas declaraciones explosivas. En este organismo eran conscientes de que la homicida iba a volver a actuar, pues es presa de una enfermedad incontrolable.
“El tiempo, lamentablemente, nos ha dado la razón y ha vuelto a apuñalar”, comentan los responsables de dicha fundación. Intentaron que Noelia saliera del centro psiquiátrico donde estaba interna, pero no lo consiguieron y además recibieron una gran cantidad de críticas.
El abogado Carlos Sardinero fue el encargado de organizar la defensa de las familias de las víctimas de 2003. Después de la última agresión, el letrado y los allegados han hablado: “Tenía una esquizofrenia paranoide, dicen en cualquier momento se podía volver a producir”.
Noelia de Mingo, en boca de todos: “Las medidas eran blandas”
Carlos Sardinero se ha esforzado mucho para que la homicida cumpla condena y siempre ha aludido al mismo motivo. Las autoridades pensaron que su madre, con más de 80 años, podría hacerse cargo, pero era evidente que la situación iba a terminar estallando.
El abogado estaba convencido de que volvería a actuar: “Su madre no tenía que asumir la responsabilidad de supervisar cualquier descompensación. Lo más seguro es que ocurra justo al revés, que sea la hija quien tenga que cuidar de la mujer, dada su avanzada edad”.
Sin embargo, Noelia no podía abordar esta tarea porque su enfermedad le hacía imposible actuar con normalidad en determinadas circunstancias. Los expertos aseguraron que el estrés podría provocar episodios psicóticos, pero no lo tuvieron en cuenta.
Los familiares de las dos últimas víctimas están bastante indignados porque el suceso se podría haber evitado si hubieran sido más precavidos. De mingo no estaba en condiciones para salir del psiquiátrico y disfrutar de su libertad como su nunca hubiera pasado nada.
“Las medidas eran blandas para el riesgo que había. Cuestionamos el hecho de que tomara la medicación en su casa, algo que debía realizarse en un centro hospitalario”.
Noelia de Mingo tenía aterrorizada a su madre: “Faltaba cuchillo”
De mingo pasaba controles cada 15 días, pero está claro que esta medida no era suficiente. “Puede estar bien hoy y mañana no por su tipo de enfermedad, esos controles no han funcionado”, declaran fuentes oficiales.
La madre de Noelia tenía que vigilar los impulsos de su hija, pero en muchas ocasiones no tenía energía suficiente para hacerlo. “En 2003 no se enteró de que faltaba un cuchillo en casa hasta el día siguiente, esta vez habrá pasado lo mismo”.
Según ha salido publicado, la homicida de la Fundación Jiménez Díaz tiene un temperamento arrasador y es complicado hacerla entrar en razón. “Cuando se enfada no rompe un objeto, saca un cuchillo y agrede”, comenta Carlos Sardinero.
“Cuando nos oponíamos a que saliera con esas condiciones la estábamos protegiendo de ella misma y los hechos lo están demostrando. El riesgo puede ser bajo, en cuanto a que se produzca el hecho, pero muy alto si se produce el hecho”.
Lo más probable es que la exdoctora dejara de tomar la medicación y que su madre, agotada, dejara de insistir para que lo hiciera. También hay que tener en cuenta que jamás tomó conciencia de lo que hizo en el pasado porque “no se disculpó ante las víctimas”.