La desaparición de David Guerrero Guevara hace 34 años está considerada una de las más extrañas que se recuerdan. El niño pintor, como era conocido, salió de su casa de Málaga el 6 de abril de 1987. Se dirigía hacia la parada del autobús, bajo la atenta mirada de su madre desde la ventana.
Había quedado con un periodista que se había quedado prendado con sus dotes artísticas. Tres días antes lo había descubierto durante una exposición de pintura. Todo el mundo elogiaba su capacidad para la pintura, algo al alcance de unos pocos.
El niño pintor desapareció aquel día sin que nadie pudiese proporcionar en todo este tiempo una pista fiable. Su madre, Antonia, no pierde la esperanza, y confía con que David regrese algún día a casa.
Durante muchos meses le esperó en el sofá, frente a la puerta que mantenía abierta. Incluso por las noches la mantenía entreabierta y con una pequeña luz para guiar al pequeño en el caso de que regresase.
Todos los indicios que fueron surgiendo durante los últimos años solo consiguieron añadir más incertidumbre al caso. Algunos periodistas que investigaron la desaparición de David Guerrero Guevara aseguran que "se lo tragó la tierra literalmente".
Ni la propia Policía consiguió en ningún momento avanzar en el proceso. Aquella tarde no hubo ningún testigo que se cruzara con el niño pintor. Nadie lo vio en ninguno de los escenarios en los que tenía previsto estar.
Hace 25 años el caso se archivó. No había nuevas líneas de investigación y los posibles delitos ya habían prescrito.
Por lo tanto, se optó por cerrarlo sin esclarecer nada. No había respuestas para tantas preguntas.
Esfuerzos por localizar al niño pintor
Sin embargo, hace un par de años la Policía Nacional decidió reabrir la investigación. Revisan los trabajos realizados por sus compañeros hace ya 34 años.
Buscan una posible pista que permite resolver este misterio. La madre y los hermanos del niño pintor exigen explicaciones.
De manera paralela, uno de ellos, Jorge, junto con el periodista Daniel Carretero, comenzaron una investigación privada. Lo hicieron con la escasa información que tenían del sumario. Localizaron a personas que habían visto a David Guerrero en la tarde de su desaparición.
Al tiempo que trabajaban en ello, también recibieron una serie de anónimos que lo único que provocaron fue más desconcierto. En uno de ellos implicaban a un hombre llamado Gervasio, que estaba vinculado con la peña en la que recibía las clases de pintura.
Eran simples especulaciones, con las que no se pudo profundizar mucho más. Tres años después de que se le perdiera la pista, la camarera de un hotel de Málaga contó su versión a la Policía. Fue todo un tanto sorprendente.
En una de las habitaciones que limpiaba en el establecimiento encontró una servilleta que traía "David Guerrero. Huelin". La nota acabaría en la basura, pero los investigadores trataron de localizar al huésped de aquella habitación.
Residía en Suiza y se dedicaba a fotografiar niños en todo el mundo. Cuando llegaron a su vivienda, su esposa les comunicó que había fallecido.
En cualquier caso, les permitió revisar su archivo de fotografías. Los esfuerzos fueron inútiles, no hallaron nada que le pudiesen implicar con la desaparición del niño pintor.
Unos días antes de todo aquello, David le entregó a Gema, una compañera de la clase de dibujo, una caricatura. Ella la entregó a los agentes. En un primer momento relacionaron al hombre de aquel papel con el suizo que se alojó en el hotel de Málaga.
Entre ellos había muchas similitudes. Hace un par de año, para añadirle más incertidumbre al caso, ese dibujo apareció en el buzón de Gema. Llevaba muy poco tiempo en esa casa y sorprendió que la vinculasen al niño pintor.
Los investigadores confirmaron que se trataba de la caricatura original. Había desaparecido de las cajas que guardan el sumario. Había sido robado por alguien, pero se desconoce el motivo y el responsable de todo eso.