Un menor de 13 años al que dieron por desaparecido en Cádiz ha aparecido en Madrid tras cruzarse media España por amor. Darek Catalán fue visto por última vez el pasado domingo, 7 de febrero, en Puerto Real, Cádiz. Su madre le dejó solo en casa alrededor de las 14:30 horas, cuando ella salió para comprar pan y él se quedó jugando con su videoconsola. Pero cuando llegó, se encontró con la puerta abierta, la consola encendida y sin rastro del menor.
Su madre, asustada, contactó rápidamente con su familia y amigos para que le ayudasen a buscarle, y con las autoridades, que iniciaron la investigación para dar con él. La madre de Darek lo pasó realmente mal durante 24 horas, en las que ni siquiera comía. «Tuvimos que obligarle a que bebiese algo porque se iba a deshidratar», explica una amiga de la familia.
Fueron 24 horas de angustia que, por fortuna, no fueron a más, porque el mediodía del lunes, la madre de Darek recibió una llamada de la Policía Nacional en la que le comunicaban que su hijo había sido localizado. Las autoridades habían rastreado su teléfono móvil, que llevaba desde el domingo conectándose de forma intermitente y bloqueando a todo aquel que intentaba ponerse en contacto con él. Aun así, dieron con su ubicación.
La sorpresa llegó porque Darek no estaba ni siquiera en la provincia. Había cruzado medio país para llegar Madrid, donde había permanecido, en perfecto estado, durante las horas en las que se marchó de casa.
Ni la familia ni gran parte de la sociedad, después de que transcendiese la noticia, se explican cómo un niño de 13 años ha conseguido llegar de Cádiz a Madrid, en taxi, y en medio de una pandemia que mantiene medidas restrictivas muy severas, saltándose el confinamiento perimetral que sigue vigente en Andalucía.
Un viaje por media España para conocer a una chica
Darek abandonó su domicilio el domingo de forma voluntaria y se llevó dinero, unos mil euros creen sus familiares, aunque todavía no hay información oficial sobre el porqué. Ellos creen que fue por una chica, pero no lo tienen claro porque Darek es un joven tímido y «muy apegado a sus padres». Las tías de Darek, en declaraciones para 'La Voz Digital', explican que «nosotros no hemos querido preguntar a los padres y creemos que ellos tampoco al niño. Cuando ya estén en su casa, tranquilamente, hablarán de lo que tengan que hablar».
Este miércoles, pasadas las 12:30 horas, Darek llegaba su casa acompañado de sus padres, que fueron a buscarle a Madrid. Los familiares han querido agradecer públicamente y ante los medios convocados en la puerta de su casa, el esfuerzo de todos sus amigos y vecinos para encontrarle. Han garantizado que Darek está bien y ha admitido que no le desea a nadie el mal rato que han pasado ellos.
Vanesa, la madre del niño, también ha agradecido toda la ayuda recibida y admitió que llegó a pensarse lo peor, aunque por suerte, la cosa acabó bien. Sobre qué llevó a su hijo a trasladarse hasta Madrid, Vanesa ha explicado que «sabía que tenía alguna amiga, las cosas de los niños, por Instagram, por el WhatsApp», pero explica que nunca pensó que su hijo se marcharía de casa.
La hipótesis principal en torno al caso explica que Darek había estado hablando con una chica a través de sus redes sociales, y que en algún momento decidió ir a conocerla, aunque eso significase cruzar medio país en mitad de una pandemia para hacerlo.
Hay quien ha alabado la actitud del menor en las redes sociales, describiéndole como un «romántico» de la era digital, pero lo cierto es que gran parte de la sociedad no entiende que un niño de su edad haya hecho pasar ese mal rato a sus padres, y menos para conocer a alguien a quien no había visto antes.
Las autoridades han recordado en múltiples ocasiones la práctica del 'phishing', es decir, personas que se hacen pasar por otras en las redes sociales, normalmente para algún tipo de estafa o para ganarse la confianza de personas, también menores, y luego aprovecharse de ellos. No parece que este fuese el caso de Darek, pero los precedentes están ahí y las autoridades insisten en que hay que tener mucho cuidado, especialmente con menores, que pueden caer más fácilmente presos de este tipo de prácticas.