La Comunidad de Madrid ya está revisando las restricciones que se aplican actualmente en la región para contener la tercera ola de coronavirus y ha anunciado que podrían producirse cambios a partir del próximo lunes, especialmente en lo referente al toque de queda.
El gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha sido siempre uno de los más críticos con el toque de queda adelantado, y siempre se ha mostrado partidario de retrasarlo lo máximo posible. De hecho, hasta esta tercera ola, el toque de queda se había mantenido a partir de las 00:00 horas, pero tras el aumento imparable de contagios y de incidencia se decidió adelantarlo, primero a las 23:00 horas y finalmente a las 22:00 horas, horario que rige en la mayoría del resto de comunidades autónomas.
A pesar de esto, Isabel Díaz Ayuso ya avisó que su intención era mantener este horario el menor tiempo posible, y en cuanto los datos epidemiológicos empezasen a mejorar, volvería a poner el toque de queda en su horario habitual, es decir, de 00:00 horas a 06:00 horas, una medida que busca suavizar el impacto de las restricciones en el sector de la hostelería.
Parece que el gobierno madrileño no quiere esperar más y podría hacer esta modificación durante esta semana, para anunciarlo el viernes, 12 de febrero, y que entre en vigor a partir del lunes, 15 de febrero. El ejecutivo tomaría esta decisión tras bajar su incidencia en los últimos días, a pesar de que la Comunidad todavía tiene una tasa de 800 casos por cada 100.000 personas en dos semanas, una de las más altas del país.
El retraso del toque de queda, entonces, vendría acompañado casi con toda probabilidad de una ampliación del horario de apertura de bares y restaurantes, que ahora deben cerrar como muy tarde a las 21:00 horas para permitir a la población cumplir el toque de queda.
Madrid, la región con las medidas más laxas
Como decíamos, la Comunidad de Madrid es probablemente la región española con las medidas menos restrictivas, por lo menos de entre las que han tenido mayor impacto de la segunda ola.
Mientras varias regiones han cerrado la hostelería y los comercios no esenciales, han impuesto toques de queda incluso más amplios de los permitidos por el estado de alarma, han prohibido o limitado al máximo las reuniones sociales y han confinado perimetralmente a nivel municipal, la Comunidad de Madrid ha mantenido su estrategia de cierres por zonas básicas de salud, y solo en aquellas con más de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes en dos semanas, después de subir de nuevo el umbral que llegó a estar en los 400 casos.
Y a pesar de no imponer esas medidas más restrictivas, Madrid está bajando sus casos y su incidencia como el resto de autonomías, aunque quizás a un ritmo más lento, lo que da argumentos a su gobierno para mantener esta estrategia en el tiempo.
Utilizando como base los informes que Sanidad utiliza diariamente para mostrar la evolución de la pandemia, podemos observar que la Comunidad de Madrid ha pasado de 978 casos el pasado 1 de febrero hasta los 800 casos (-178) de ayer, 8 de febrero, una bajada casi idéntica a la de Andalucía, que ha pasado de 959 casos a 780 (-179), con la diferencia que en Andalucía están cerrados todos los municipios con más de 500 casos de incidencia y en todos los que superan los 1.000, además, la actividad no esencial está cerrada.
Aun así, en esta misma semana, otras regiones que estaban peor y que tenían muchas más restricciones han visto bajar la curva de forma más pronunciada: la Comunidad Valenciana ha pasado de 1.352 casos hasta los 994 (-358); Murcia ha pasado de 1.098 a 613 (-485); Extremadura ha bajado de 1.000 a 542 (-458); Castilla y León baja de 1.330 a 936 (-394) y Castilla-La Mancha de 1.127 a 770 (-357).
Todos estos datos acaban dándole la razón a Isabel Díaz Ayuso, que defendió la semana pasada que un confinamiento total no ayuda a «matar» al virus e insiste en medidas más relajadas para afrontar la pandemia. Eso sí, quizás a cambio de ver una cifra de fallecidos más abultada, ya que la región sigue siendo la más afectada en este aspecto con 12.924 víctimas desde marzo.