Fotograma de las imágenes donde Tomás Gimeno entrevista a otra joven

La ‘muerte dulce’, la forma como creen que falleció Tomás Gimeno bajo el mar

El monóxido de carbono adormece a la víctima mientras bloquea la llegada de oxígeno a la sangre provocando la muerte

«Monstruo», «asesino», «maltratador», «sádico». Se acaban los calificativos para definir a Tomás Gimeno. La horrible forma como secuestró y mató a sus hijas indefensas de uno y seis años le convierten en la persona más odiada en toda España.

La paradoja es que a pesar de cometer un acto horrible y causar un dolor inimaginable a su ex pareja, Tomás pudo morir sin sufrimiento. Las últimas novedades de la investigación dicen que el presunto parricida tuvo lo que se llama una «muerte dulce».

La noticia saltó ayer: el buque oceanográfico Ángeles Alvariño encontró dos botellas de oxígeno en el fondo del mar. La Guardia Civil cotejó que efectivamente pertenecen a Tomás. Creen que las utilizó para evitar la angustia de morir ahogado. 

Tras el último hallazgo, se confirma la hipótesis de que el padre secuestrador se suicidó en el fondo del mar. Lo hizo lastrándose con el cinturón de plomo e inhalando monóxido de carbono para perder la conciencia sin sufrimiento. Lo tenía todo planeado al milímetro.

Los investigadores siguen buscando ahora su cuerpo para acabar de confirmarlo. Creen que está cerca de donde encontraron las botellas, a 1.500 metros de profundidad. El buque seguirá sus tareas de rastreo hasta que encuentren lo que buscan.

Qué es la ‘muerte dulce’

La «muerte dulce» es el eufemismo para denominar el fallecimiento por inhalación de monóxido de carbono. Se llama así porque la víctima no se entera de que se está muriendo. La persona pierde la conciencia de forma tranquila, como si se estuviera durmiendo.

En realidad se trata de una grave intoxicación causada por la inhalación de monóxido de carbono (CO). Este es un gas tóxico que produce la pérdida de conciencia de la persona. Luego, al invadir sus pulmones, desencadena la muerte. 

La «muerte dulce» se suele producir por una mala combustión, mientras las víctimas están durmiendo. También aumenta el riesgo en personas que sufren problemas respiratorios o cardiovasculares. Creen que es también la forma como murió Tomás Gimeno.

Una vez inhalado el monóxido de carbono, la persona siente dolor de cabeza, cansancio, mareo, vómitos y confusión mental. Pero el gas tóxico entra en los pulmones provocando un adormecimiento progresivo y la parálisis de los músculos.

Luego la persona pierde el sentido y sufre una parada cardíaca y la muerte. La causa del fallecimiento es un bloqueo de la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. Esto produce daños irreversibles en los pulmones y el cerebro.

Así fue como seguramente murió Tomás Gimeno, con leves síntomas y una muerte rápida y apacible. Probablemente se sintió un poco mareado antes de perder el conocimiento. Luego, en cuestión de minutos, su cuerpo colapsó y murió.

Otras muertes por inhalación de CO

El monóxido de carbono es un asesino silencioso y letal. Al ser un gas que no tiene color ni olor, es imperceptible a simple vista. Por eso la mayoría de las víctimas que mueren intoxicadas, no se enteran de que están muriendo. 

Normalmente se produce por la mala combustión de un aparato o por una mala ventilación del ambiente. El desencadenante puede ser cualquier accidente doméstico. Por ejemplo, un electrodoméstico que se quema o una mala combustión de la estufa.

Por eso recomiendan ventilar bien las habitaciones si se van a utilizar braseros, estufas o chimeneas. Este tipo de fallecimiento puede producirse también por dejar el coche varias horas encendido en un garaje sin ventilación.

Incógnitas por resolver en la muerte de Tomás

En el caso de Tomás Gimeno, creen que inhaló voluntariamente el CO de las botellas de monóxido encontradas en el fondo del mar. Se trata de dos botellas de oxígeno tipo get que utilizan los pilotos de las fuerzas aéreas cuando caen al mar. Las botellas permiten inhalar oxígeno puro y provocar la muerte dulce.

En las últimas horas se ha dado por hecho que Tomás Gimeno se suicidó. Para los investigadores, las botellas son la pruebe de que el padre secuestrador se quitó la vida después de matar a sus hijas. Pero algunos expertos advierten que no tendría por qué ser así.

El perito náutico Fernando G. Echegoyen asegura que la aparición de estas dos botellas no prueba nada: «Es imposible, no con esas botellas. La muerte dulce es inhalación de oxígeno puro, pero esas botellas no son de oxígeno, son de aire comprimido». 

Una opinión muy diferente que la que dio ayer el periodista canario Antonio Herrero en exclusiva: «El hallazgo es un milagro y acerca un poco más a los investigadores al cuerpo de Tomás Gimeno. Creen que el cadáver no puede estar lejos de las botellas, y lo siguen buscando».