El COVID-19 continúa golpeando con fuerza, sobre todo entre los no vacunados. Tampoco los más jóvenes consiguen librarse de él. Es el caso de la niña de 15 años Jorja Halliday, de la ciudad de Portsmouth, en Inglaterra.
El virus le llegó antes de que pudiera inmunizarse. El día que tenía cita para recibir la primera dosis de la vacuna falleció.
La joven murió el pasado 28 de septiembre en el hospital Queen Alexandra. Cuatro días antes había dado positivo por COVID-19 en unas pruebas Su madre, Tracey, confesó que estaba ante un momento "desgarrador".
Sobre todo porque "tus hijos siempre están destinados a vivir más tiempo que tú. Eso es lo único que no puedo superar", dijo a The Guardian.
La niña de 15 años fallecida por el coronavirus no presentaba ninguna patología previa. Solo había desarrollado unos síntomas muy parecidos a los de la gripe, pero tampoco le concedieron demasiada trascendencia. Después de realizar la prueba y dar positivo se acabó aislando en el domicilio familiar.
Sin embargo, la situación fue empeorando con el paso de los días. Hasta el punto de no poder ingerir comida debido a las molestias que tenía en la garganta. Los facultativos le recetaron un antibiótico, pero su estado no mejoraba.
Al comprobar que su frecuencia cardíaca era el doble de lo normal optaron por trasladarle al centro médico. Ahí se dieron cuenta de que la situación era mucho más grave de lo pensado inicialmente. Su madre cuenta que se le "permitió tocarla, cogerle de la mano y abrazarla".
Tracey continúa en estado de shock. "Estoy en un punto en el que no puedo comprender que sucedió", señala a los medios.
Quiso hacer un repaso a las últimas horas con vida de Jorja. "Estuve con ella todo el tiempo. Intentaron ponerle en un respirador para que su cuerpo pudiera recuperarse", explica.
Sin embargo, su frecuencia cardíaca no consiguió estabilizarse. "Su corazón no pudo soportar la tensión", aclara rota por el dolor. Agradece todos los esfuerzos de los sanitarios, que "hicieron todo lo que pudieron, pero no hubo manera de salvarla".
La niña sufrió una miocarditis
La autopsia ha revelado que la niña tenía miocarditis Covid. Se trata de una inflamación del corazón provocada por el virus.
Su madre contó que tenía previsto recibir la vacuna ese mismo día que murió y que finalizaba el periodo de aislamiento. Sin embargo, el coronavirus fue mucho más rápido y acabó con la vida de esta joven.
La definían de "chica cariñosa", con talento para las artes marciales y que también era una apasionada de la música. Estudiaba en la Academia de Portsmouth. Tracey relata que "era muy activa, le gustaba salir y pasar tiempo con sus amigos y sus hermanos".
Recuerda que siempre estaba disponible para los demás y que no le "importaba ayudar" al que lo necesitaba.
En Reino Unido se había generado una importante polémica en torno a la vacunación de los adolescentes de entre 12 y 15 años. El Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización había desaconsejado la inmunización de este grupo de población.
Sin embargo, el sistema nacional de salud era partidario de que recibieran las dosis. Incluso les daba la oportunidad de decidir si querían vacunarse incluso con la oposición de los padres.
El secretario de Estado encargado de supervisar la distribución de las inyecciones fue muy claro con los planteamientos. "Si un niño de 12 a 15 años" tenía interés en ser inmunizado y estaba considerado "competente", se anularía la negativa de los padres.
Esa medida era totalmente distinta con los jóvenes de 16 a 17 años. Ellos no precisaban de esa autorización.
En cualquier caso, en Inglaterra llevan un ritmo de vacunación mucho más lento que en España. En nuestro país ya han recibido las dos dosis la mayoría de los niños de 12 años.