La noticia ha dejado a todos sin habla. Lucas Vicente Vida, el árbitro que se hizo famoso por parar un partido y atarle las botas a un niño, ha muerto de forma trágica. El joven de 20 años perdió la vida el pasado viernes en un accidente de tráfico, cuando su vehículo impactó con un camión en Ponteceso (La Coruña).
El deporte gallego está de luto por la muerte de este joven que se ganó el corazón de toda España. Fue portero del legendario equipo juvenil del Corme, que ganó liga y copa, y también cumplió su sueño de ser árbitro. Todos sus sueños acabaron de forma trágica en una recta de la AC-424.
El Renault Clio que conducía Lucas impactó frontalmente contra un camión que llevaba madera, y falleció en el acto. Fue en un tramo con pendiente y línea continua de la mencionada vía, a apenas tres kilómetros de su localidad natal, Corme. Fruto del violento choque, el camión arrastró el turismo cuesta abajo unos 30 metros.
Hulk: pasión por el fútbol
Este fin de semana, el silencio y el dolor han invadido la localidad del joven árbitro fallecido de forma trágica en la carretera. El presidente del Corme, su equipo del alma, apenas podía balbucear algunas palabras. “Era un chico entregado, deportista, le gustaba arbitrar a los niños, tenía ese don de autoridad bien entendida”, relató a La Voz de Galicia.
En su etapa como futbolista, Lucas se ganó el apodo de Hulk por su notoria corpulencia. Él mismo rememoró el momento durante una entrevista en 2018: “Coincidió que iba vestido de verde y en un momento tuve que hacer un recurso de fuerza, y ya me quedó el nombre”.
Pero todo lo que tenía de grande lo tenía de bueno, y Lucas se hizo conocido gracias a una imagen enfundado con la malla de árbitro. Fue a finales de octubre de 2018, durante un encuentro de prebenjamines en la localidad coruñesa de Carballo.
El joven árbitro de 18 años paró el partido porque a un niño se le habían desatado los cordones de las botas. Se agachó para atarle él mismo los cordones, un gesto que el pequeño le devolvió con una entrañable abrazo. Aquella imagen puso de manifiesto los valores de respeto y amistad que deberían imperar en el fútbol base.
Una familia muy unida
Lucas provenía de una familia muy conocida en Corme, y era el mayo de cuatro hermanos. Su padre, Miguel, es empleado del Concello de Ponteceso, mientras que su madre Eva trabaja como enfermera en el Hospital Universitario de Coruña (HUAC). Todos sus hermanos están vinculados al Corme, el equipo que hoy viste de luto.
La madre del joven, Eva, trabaja con pacientes críticos en la unidad de reanimación del centro coruñés. Allí vivió la dureza de la pandemia como sanitaria en primera línea del coronavirus. En una entrevista demostró lo que para ella significan sus hijos: “Di negativo y me abracé a ellos como si me fuese la vida”.
El dolor inenarrable de su familia es compartido por todos los que conocieron a Lucas, y por el mundo del deporte en general. La Federación Gallega de Fútbol le recordó como “un árbitro conocido por su ejemplaridad dirigiendo partidos de categorías inferiores”. Por eso se ha guardado un minuto de silencio en todos los encuentros disputados el fin de semana.
Dolor por la muerte del joven
Su muerte ha causado un impacto especialmente duro en su equipo del alma, el Corme. “Gracias por todo lo que nos ayudaste a conseguir en este club, vivimos muchos buenos momentos contigo”, dice el comunicado. Con un “hasta siempre, Hulk” se despiden del joven, y mandan un cariñoso mensaje de apoyo a su familia.
La trágica noticia llegó hasta el centro de promoción rural EFA Fonteboa de Coristanco, donde cursó sus estudios. “A veces la vida tiene duros momentos inesperados como este”, decía su comunicado. “En nuestra memoria quedará grabado el recuerdo de lo que hemos vivido con él y de su alegría”, concluye.