Primer plano de Ariel Camargo

Muere en España a los 21 años Ariel, joven promesa del deporte

Ariel Camargo murió atropellado por un coche cuando se dirigía a un entrenamiento en bicicleta

Se llamaba Ariel Camargo, tenía 21 años e iba camino de convertirse en estrella mundial del boxeo. Sin embargo, su vida se truncó de repente el pasado martes 25 de enero cuando murió atropellado por un coche en Alicante. El joven se dirigía precisamente al gimnasio a entrenar cuando ocurrió la tragedia.

Ariel Camargo era argentino pero hace unos meses se trasladó a Denia (Alicante), en busca de mejores perspectivas. Su sueño era dedicarse profesionalmente al boxeo, y pensó que su éxito deportivo pasaba por España. Sin embargo, el destino le tenía preparado un desenlace trágico precisamente aquí.

Sus entrenadores y varios expertos en el mundo del boxeo coinciden en señalar las grandes cualidades de Ariel para triunfar. Era un boxeador con una gran técnica al que además acompañaba un físico imponente. Sus familiares piden ahora ayuda para poder viajar a España y despedir a ‘Zurdito’.

Fue atropellado por un coche

Ariel Camargo destacó desde pequeño como una joven promesa del boxeo en Argentina, y llamó la atención de varios entrenadores. Entre ellos Gabriel Sarmiento, un prestigioso preparador argentino que entre otros dirigió al campeón Sergio ‘Maravilla’ Martínez. Ariel se trasladó a España para ponerse bajo sus órdenes.

Montaje con fotos de Ariel Camargo
Ariel iba camino de ser una estrella del boxeo mundial | La Noticia Digital

El joven argentino se afincó hace meses en Alicante junto con su padre, con el sueño de alcanzar el éxito en su deporte favorito. Todas sus aspiraciones se truncaron el pasado martes 25 de enero, a las 7 de la mañana. Ariel se dirigía en bicicleta a entrenar al gimnasio de Gabriel Sarmiento, cuando fue atropellado.

Un coche le arrolló y la cabeza del joven boxeador impactó contra la parte delantera del vehículo. Las graves lesiones que sufrió víctima del accidente le provocaron la muerte. Las asistencias médicas no pudieron hacer nada para salvar la vida de este jovencísimo talento del deporte muerto en circunstancias trágicas.

Acababa de cumplir 21 años

Ariel Camargo, alias “Zurdito”, era un boxeador zurdo de 1,84 metros y 66 kilos con una gran técnica y un físico imponente. Disputó varios combates amateur en Argentina, donde demostró sus impresionantes habilidades. En su país, donde ahora lloran su muerte, había grandes esperanzas depositadas en él.

Ariel Camargo formaba parte de la Federación Argentina de Boxeo, y había ganado grandes premios y campeonatos como los Guantes de Oro y Vendimia. Fue preseleccionado para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires. Su inesperado final, a tan joven edad, ha causado una gran conmoción en su país.

Especialmente entre sus allegados, que planean viajar a España para acompañar al padre del joven en su duelo. Para ello han empezado una campaña de recaudación de fondos en redes sociales. Ariel Camargo acababa de cumplir los 21 años, el pasado 10 de enero.

Lágrimas por Ariel

Ariel se instaló en Denia, Alicante, para ponerse bajo las órdenes de Sarmiento y llegar a ser un campeón mundial. Iba todos los días al gimnasio GBS Box de Elche y entrenaba con una gran disciplina y capacidad de trabajo. Su entrenador comenta que “partía los sacos, se desvivía en los entrenamientos”.

Foto de Ariel Camargo en el ring
El joven boxeador tenía un imponente físico para su edad | Federación Argentina de Boxeo

Gabi, exboxeador y entrenador de grandes estrellas, asegura que no ha parado de llorar en todos estos días. “Era una persona fantástica”, afirma sobre su alumno fallecido. También confirma que tenía una proyección excelente, y que habría llegado muy alto si el trágico destino no se hubiera cruzado en su camino.

Sin ir más lejos, el día que murió Ariel se había levantado muy pronto para recorrer en bici los siete kilómetros que separan su casa del gimnasio. Allí, en la residencia del campeón mundial Kiko Martínez, realizaba todas las mañanas la preparación física. Pero aquella mañana no fue como las demás.