El mundo experimenta una época de cambios a nivel estructural, la mayoría de ellos provocados por la pandemia, aunque es cierto que no solamente los hábitos cotidianos se han visto afectados por la enfermedad. Otro aspecto de la sociedad que ha tenido que adaptarse ha sido la economía. El Covid ha traído el cierre a muchos locales sobre todo de los sectores de hostelería y comercio, aunque en este caso, la modificación se produce sobre nuestra forma de manejar el dinero, es decir, las monedas.
Europa se plantea en esta nueva era un nuevo proceso digital, algo que no escapa a la mirada de muchos expertos en este tipo de transferencias. Más aún cuando hace poco, el propietario de SpaceX y Tesla, Elon Musk, ha decidido invertir alrededor de 1.500 millones de dólares en Bitcoin.
Con motivo de conocer la opinión pública de la ciudadanía, la Comisión Europea lanzó una consulta pública que permita dar validez a una propuesta que viene de lejos, la de eliminar las monedas de uno y dos céntimos. Una discusión que no es nueva para la mayor parte de la ciudadanía, ya que se había planteado en otras ocasiones.
Este proceso, conocido como redondeo, pretende apostar por el pago electrónico. Ya que si por ejemplo una bolsa de patatas cuesta 3,33 euros, y decido pagarlo con una tarjeta de crédito, pagaré la cuantía exacta, mientras que si lo hago en efectivo, tendré que acercarme a la cifra de 3,35 euros, ya que no existe monedas pequeñas para redondear.
¿Vale para algo la calderilla?
La Unión Europea realiza en la actualidad un estudio para valorar el impacto de las monedas de menor tamaño. La consecuencia principal que tendría este proceso es el redondeo en los precios a la hora de adquirir productos pagados con efectivo.
Este acercamiento capital se establecería en todos los territorios de la Unión Europea, y una nueva legislación concretaría los pagos que deberían redondearse a las cuantías más cercanas, dependiendo del margen, hacia arriba o abajo. Por ello 9,21 euros pasarían a ser 9,20 euros y, 9,99 pasarían a ser 10 euros.
Este proceso ya se encuentra en algunos países de la organización, como es el caso de Bélgica, siempre y cuando los consumidores paguen en efectivo. A pesar de la medida, por ahora el gobierno belga permite utilizar la monedas de uno y dos céntimos para completar la cantidad restante.
En otros territorios como Italia, Finlandia, Irlanda o los Países Bajos se han incluido estas reglas, y según las primeras investigaciones no se han observado reacciones de inflación en los precios, una de las principales amenazas que tiene en cuenta el órgano regulador a la hora de evaluar este mecanismo.
Los centavos ya sufrieron este proceso
Este debate se ha producido con anterioridad en otros territorios, como es el caso de los centavos de dólar en Estados Unidos. Hay muchos expertos que recalcan los motivos por los que deberían eliminarse este tipo de monedas.
Entre ellas que cuesta más hacerlos que su valor, o que el empleo de zinc y cobre para su fabricación no es una combinación idónea. Este argumento está respaldado por la contaminación que puede provocar el zinc en el medioambiente.
En el caso del céntimo, el mineral utilizado es el acero cubierto con cobre, cuyo retiro también ayudaría al medioambiente. Si bien algunas personas estarán en contra por las medidas especulativas, lo cierto es que la mayoría de nosotros no los utilizamos y terminan por acumularse en los hogares. La consulta se cerró el pasado 11 de enero y sus resultados, así como la decisión definitiva saldrán a la luz en el último trimestre de este año 2021.