El ministro de Sanidad, Salvador Illa, compareció el pasado miércoles, 28 de octubre, ante el Congreso de los Diputados para intentar convencer al resto de partidos políticos sobre la importancia de prorrogar el estado de alarma iniciado hace tan solo unos días. Pedro Sánchez ya advirtió en su comparecencia extraordinaria del domingo 25 de octubre, la necesidad de que este nuevo estado de alarma sea prorrogado hasta el 9 de mayo.
Esta fecha no fue elegida a la ligera, sino que está fundamentaba en una razón: es el tiempo que los expertos consideran necesario para superar esta segunda ola. «Llegan meses muy duros» es el mensaje que, tanto los científicos como los miembros del Ejecutivo, han estado repitiendo desde hace semanas y que el ministro de Sanidad volvió a repetir una vez más en el Congreso de los Diputados.
«El Gobierno es consciente de que la ciudadanía empieza a estar cansada, pero no es el momento de relajar medidas. Estamos ante semanas, meses, que van a ser muy duros. Aún nos queda un horizonte amplio por delante. Queda un invierno largo y las fiestas serán distintas» alertaba nuevamente Salvador Illa. Su objetivo es claro: evitar la reducción por parte de algunos partidos políticos del estado de alarma.
Hay que hacer todo lo necesario para frenar la expansión del Covid-19 que ya está poniendo en aprietos al sistema sanitario, y resulta chocante que existan políticos dispuestos a rebajar la duración del estado de alarma teniendo en cuenta que el invierno está a la vuelta de la esquina y que los meses de frío ayudan a la proliferación de insuficiencias respiratorias. Ya no se trata solo de evitar el coronavirus, si no de que otras afecciones se suban a esta segunda ola de contagios.
«El escenario actual es muy preocupante a las puertas del invierno y por ello, y porque así lo han solicitado un buen número de autonomías, el Gobierno ha decidido la aprobación de un estado de alarma tan largo» argumentaba el ministro de Sanidad.
Las Autonomías tienen el poder de gestionarse
Estamos en estado de alarma, sí, pero a diferencia del vivido en marzo, esta situación tiene nuevos matices. El Gobierno ha desplazado a las comunidades autónomas la autogestión de sus provincias. De esta manera, cada comunidad autónoma podrá tomar las medidas restrictivas que considere oportunas dentro del estado de alarma general.
Esto no significa que el Gobierno se desentiende de las situaciones de cada comunidad, Salvado Illa ha resaltado la importancia de una «cogobernanza» donde el Ministerio estará pendiente para coordinar alguna situación que sea requerida.
Para que las medidas restrictivas de movilidad que deseen aplicar las comunidades, como por ejemplo el toque de queda, sean debidamente establecidas, deben hacerse bajo un estado de alarma. Ahora, una vez implantado, recaerá en las autonomías la decisión de implantar cuántas medidas consideren necesarias para frenar la expansión del virus en su territorio.
Los seis meses de estado de alarma no son definitivos
Ya lo explicó Pedro Sánchez en su comparecencia del pasado domingo. En un principio se baraja que el estado de alarma tenga una duración de seis meses pero si la situación mejora se suspenderá: «Ni un día más, ni un día menos» señaló el presidente. Una premisa que Salvador Illa volvió a recalcar delante de los diputados presentes en el hemiciclo.
El ministro de Sanidad aseguraba que el Gobierno es partidario a que dentro de cuatro meses la conferencia de presidentes autonómicos decida si el estado de alarma debe seguir o no. Pero lo que está claro es que todavía nos quedan meses de restricciones. Meses duros donde deberemos ser más prudentes que nunca para que pronto podamos salir juntos de esta crisis sanitaria que tan cansados nos tiene.