Esta semana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mantenido una intensa rueda de contactos en Europa para tantear el terreno de las ayudas europeas. Cada vez va quedando más claro que los millones que lleguen de Bruselas no serán gratis, y el propio gobierno español reconoce abiertamente que habrá que hacer sacrificios importantes.
La parte de los 750.000 millones de euros que corresponden a España como uno de los países más afectados de la crisis por el Coronavirus tienen algunas condiciones, y los países del norte están intentando retorcer las tuercas el máximo posible.
El grupo liderado por Holanda lleva tiempo avisando de que el fondo de reconstrucción, las mayores ayudas que se han dado jamás en Europa, debe destinarse a medidas concretas relacionadas con la crisis y, además, deberán ir acompañadas de algunas reformas estructurales parecidas a las que asumieron los países del sur en la crisis anterior.
Los planes de los países del norte ya no son ningún secreto. El primer ministro holandés, Mark Rutte, cree que la probabilidad de acuerdo sobre el fondo anticrisis en la cumbre es menos del 50%, aunque mantiene la esperanza de que se acabe alcanzando.
Holanda mantiene su rechazo a que la mayoría de las ayudas se conceda en forma de subvenciones a fondo perdido y prefiere los préstamos a devolver. En ese sentido, exige a España e Italia que hagan reformas en el mercado laboral y las pensiones a cambio del dinero europe.
Rutte representa la posición más dura en Bruselas contra los fondos. «Si el sur necesita ayudas de nuestro país para afrontar la crisis, es razonable que nosotros pidamos un compromiso claro con las reformas», ha dicho de forma contundente. En su opinión, «si los préstamos van a convertirse en subsidios, las reformas son todavía más cruciales».
Por eso ha pedido garantías de que estas reformas se llevarán a cabo, y su país reclama el derecho de veto sobre los planes de reformas de España e Italia sobre el desembolso de las ayudas. El debate está encima de la mesa, pero de momento no hay solución a la vista.
Holanda quiere hechos, no palabras
Según Mark Rutte, «necesitamos una Europa más fuerte, pero una Europa más fuerte significa también que los países que se han quedado atrás en términos de reformas laborales o de pensiones deben intensificar sus esfuerzo».
El primer ministro holandés ha sido claro: «Si quieren préstamos e incluso subvenciones, es lógico que yo pueda explicar a la gente de Holanda que a cambio se han producido estas reformas, y no únicamente promesas de que se llevarán a cabo». Si acaba triunfando la vía holandesa, se anuncian tiempos difíciles de nuevos recortes para España.
La segunda prioridad para Holanda en esta negociación es lograr un mayor descuento en su contribución al presupuesto plurianual de la Unión Europea para 2021-2027 con el fin de que su posición de contribuyente neto a las arcas comunitarias no empeore todavía más.
Por su lado, los miembros del Gobierno tratan de mantener el secretismo sobre las reformas que se prevén a corto y medio plazo en España. El proyecto de los presupuestos generales para 2021, que se presentará en breve, dará una buena idea de lo que nos espera, pero todos los expertos tienen clara que es imposible salir de la crisis sin sacrificios dolorosos.