España va camino de los 90.000 muertos oficiales en plena lucha contra la sexta ola del coronavirus. Entre la lista de los fallecidos está Miguel Cea Jiménez, un asturiano de 60 años fallecido el pasado 21 de marzo. Su familia alza voz contra lo que consideran una injusticia que le usurpó a Miguel la oportunidad de salvarse.
Miguel, un hombre lleno de vitalidad y muy unido a su mujer Tomi, perdió la vida como decenas de miles de españoles a manos de la pandemia. Pero su caso no es igual a los demás. Su familia aún no entiende por qué no fue trasladado a tiempo al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en Oviedo.
El langreano falleció tras un mes de lucha contra la enfermedad y de múltiples obstáculos con los responsables médicos. Al dolor de sus allegados por su pérdida se suma una gran impotencia, la de no haber recibido aún explicaciones desde el centro médico. Están convencidos de que Miguel habría podido salvarse, y así lo cuentan en LNE.
Aprobaron su traslado
El 24 de febrero de 2021, Miguel Cea acudió al hospital Valle del Nalón en Riaño (Langreo) para hacerse un electrocardiograma. Durante la revisión le detectaron una baja saturación de oxígeno, y le hicieron la prueba del coronavirus. Los resultados no dejaban lugar a dudas: tenía una neumonía bilateral por covid.
Miguel fue inmediatamente ingresado, pero su estado empeoró rápidamente y los médicos decidieron intubarlo dos días después. Sin embargo, el hospital de Riaño no cuenta con la maquinaria adecuada para esta intervención. Y además, en plena tercera ola el centro estaba hasta arriba sin camas UCI.
La esposa del enfermo solicitó su traslado al HUCA y su petición fue aprobada. Pero cuando ya estaba todo preparado para el traslado, le denegaron el ingreso “porque el paciente no estaba intubado”. Tomi se quedó a cuadros, sin entender nada, pues ya habían aceptado a otros pacientes sin estar intubados.
Cuando lo trasladaron fue demasiado tarde
Según cuenta Tomi, “en aquellos momentos aún no necesitaba ser intubado, pero sí urgía una cama de UCI que no había en el Valle del Nalón”. A pesar de la gravedad del estado de salud de Miguel, tuvo que quedarse en un centro donde no tenía cuidados intensivos. Eso aceleró su situación, que empeoró rápidamente.
El 28 de febrero tuvo que ser intubado de urgencia en un quirófano habilitado como solución alternativa a la UCI. Su estado era tan grave que ya no podían trasladarlo al HUCA, y así se lo comunicaron a la familia. Finalmente, en un giro de los acontecimientos, el 2 de marzo Miguel fue trasladado al hospital de Oviedo.
Su mujer estaba en cuarentena y no pudo verle pero sí hablar con él por teléfono. “Tranquilo Miguel, que vas al HUCA y ahí vas a estar en buenas manos”, le dijo su mujer confiada en la recuperación. Se despidieron con un “te quiero”, sin sospechar que serían las últimas palabras que se cruzarían este matrimonio.
Viuda, dos hijos y un nieto
Ya en el hospital de la capital asturiana, en la UCI le pusieron el equipo de ventilación mecánica. Se trata del sistema de Oxigenación por Membrana Extracorpórea (ECMO) que realiza la función de respiración y limpia la sangre. Todos los esfuerzos fueron en vano, y el 21 de marzo, un mes después de haber ingresado, falleció.
Miguel se fue de este mundo dejando una viuda y dos hijos, Miguel y Jonathan, además de un nieto de 5 años que lleva su nombre. Tomi vive “deshecha” desde que perdió a su marido, y pide que los responsables expliquen la decisión de no trasladar a su marido. “Que den la cara, que reconozcan la verdad si hubo un error”.
Su mujer pide explicaciones
Tomi tiene claro que en la UCI del HUCA hicieron todo lo posible por salvar la vida de su marido. El problema es que ya era demasiado tarde, y quiere entender por qué denegaron el traslado cuando ya había sido aprobado. “No se puede jugar así con la gente”, añade esta mujer que, según confiesa, está viviendo "una pesadilla".
La mujer del fallecido lanza esta reflexión: “¿Por qué no le dejaron ir al HUCA? ¿Por qué no le dieron esa última oportunidad para que viviera? No sabremos que habría pasado, quizá habría fallecido igual, pero al menos habría tenido una oportunidad. Nos queda la duda de si pudo haber sido de otra manera, de si pudo haberse salvado”.