Hace tres meses que cambió la vida para una menor de 15 años de Valencia. Desde entonces el miedo que sufre tras ser víctima de una agresión sexual le impide llevar una vida normal. Sobre todo por el hecho que «ve por la televisión que han detenido a una manada y los que la violaron a ella siguen en libertad», explica su madre en 'La Vanguardia'.
Fue el pasado 8 de julio cuando en una playa cercana a Valencia abusaron de ella cuatro jóvenes, dos menores de 17 y otros dos de 21 y 23 años aprovechando que iba bebida. Fueron los menores quienes llevaron la agredieron mientras los adultos los jaleaban. Hasta el momento, el juzgado no ha tomado ninguna medida cautelar y todos siguen en la calle.
La noche de los hechos la menor había estado bebiendo junto a unos amigos en un botellón. El consumo de alcohol la afectó especialmente por culpa de la medicación que toma. «Me encontraba fatal, mareada, no sabía ni qué decía, estaba delirando», explicó en su declaración posterior a la Guardia Civil. En ese estado, se encontró con un chico de 17 años que le gustaba.
Este viéndola así, se la llevó consigo y avisó a sus tres amigos, según explicó ella. La intentaron «reanimar» echándole agua encima y aprovecharon para llevarla a una zona apartada de una urbanización. Y allí empezó todo.
Los dos adultos, pese a no participar, si animaron a los menores de 17 a forzarla a mantener relaciones, que serían las primeras para la chica. «Si fuera tú me la follaba», «a ti te va lo duro, si fueras más mayor te follaría», habrían dicho según la investigación. Primero fue el joven que conoció que la violó, obligándola también a mantener sexo oral. Luego, fue el otro chico de 17 quién la forzó y la lesionó en la boca y los genitales. «Me dolía y grité», reconoció la víctima que tenía un importante moratón en la boca.
Los interrogatorios sirvieron para confirmar que la víctima no se resistió por miedo y que temía las humillaciones posteriores a la agresión o al verlos en un juicio. Tres de los agresores se negaron a declarar. Solo el conocido de la niña reconoció que estaba «muy borracha», aunque según él fueron relaciones consentidas. Un testigo afirma que esa noche vio a uno de los menores muy nervioso y diciendo «que creía que había violado a una pava , que la habían cagado».
Pese a que el atestado de la Guardia Civil recoge que la víctima «Con alta probabilidad, tenía mermadas sus capacidades cognitivas y volitivas», los cuatro quedaron libres. Declararon ante el juez antes que la víctima, hecho que sorprendió al abogado de la menor, y este no tomó ninguna medida. El titular del juzgado de instrucción 3 de Massamagrell tampoco consideró oportuno que la niña declarará en una cámara Gesell, una habitación especial aislada con cámaras y micros que se suele usar para no alterar a las víctimas. De momento, a la espera de un juicio o que haya más medidas la menor está en tratamiento psiquiátrico