Los agentes de la Policía Local de Málaga que lo detuvieron todavía no se explican que se le pasó por la cabeza a este chico de 16 años. Seguramente no se esperaban que después de huir tras una persecución y estrellar el coche que conducía, volviera al lugar. Y sobre todo parece una historia de película que quisiera fingir que le habían secuestrado y robado el coche, cuando le habían visto al volante.
El suceso tuvo lugar hace algunas semanas por las calles de la capital malagueña y de madrugada, según recoge el diario SUR. Fue entonces cuando se produjo la que posiblemente fue una de las actuaciones más sorprendentes para estos agentes.
Eran las cuatro menos cuarto de la madrugada cuando se recibió un aviso en la sala de 092 de la Policía Local de Málaga. En esa llamada, se informaba de que se estaban produciendo carreras ilegales en el barrio de Soliva, concretamente en la calle Catedrático Cristóbal Cuevas. Los informantes alertaban de que incluso había una gran aglomeración de gente animando a los participantes.
Varias patrullas se desplazaron hasta el lugar minutos después. En el cruce de esa calle con la del Doctor Norman Bethune se toparon con un coche que iba a gran velocidad. Era un Ford Fiesta que además hizo un derrape justo delante de los vehículos policiales.
Viendo su conducción imprudente, los agentes activaron las señales acústicas y sonoras para darle alto. Pero el conductor, lejos de hacerles caso, aceleró de manera totalmente kamikaze hacía un coche patrulla. Estuvo a punto de colisionar contra él pero los pudo esquivar de manera milagrosa en el último momento, empezando una persecución por las calles cercanas.
Estuvo huyendo a toda velocidad hasta que estampó el coche en una rotonda
En un principio, los agentes no habrían podido confirmar si el conductor se trataba o no de un menor de edad. No muy lejos de la zona donde se encontró con los primeros agentes, otra patrulla intentó cerrarle el paso con el vehículo policial. Pero su actitud fue la misma, abalanzarse a toda velocidad hacía los agentes locales y esquivarlos en el último momento para seguir con su huida.
El conductor llegó a distanciarse de los agentes unos metros y parecía que podría llegar a escapar. Pero la persecución llegó a su fin cuando perdió el control del coche y estrellar su coche al subirse a una acera. Este quedó empotrado en una rotonda de la calle Navarro Ledesma.
Aunque ya no tenía coche, tampoco se quedó en el lugar para ser detenido. Se bajó del turismo y abandonó la zona corriendo. Estuvo oculto en una zona de campo abierto sin que los policías locales lo pudieran encontrar.
El menor quiso fingir el secuestro una hora después de estrellar el coche
Cuando ya daban la operación de búsqueda por finalizada sin éxito, se encontraron con una sorpresa. Casi una hora después del accidente, se presentaba en el lugar donde se encontraba el coche. Este ya estaba siendo retirado por la policía.
El chico de 16 años se dirigió a los agentes haciendo aspavientos y pidiendo auxilio, según fuentes de la policía local. Fue en ese momento cuando les explicó que había sido secuestrado, que había sido atado y que el coche era de su padre.
La realidad es que en ningún momento dieron credibilidad a su historia, sobre todo porque lo reconocieron claramente como el conductor del coche. Al decírselo, el joven trató de huir nuevamente a pie, pero esta vez si fue alcanzado y detenido. Eso sí, no sin antes resistirse y lanzando golpes contra los agentes.
Finalmente, se identificó como el hijo de 16 años del propietario del coche. Fue posteriormente llevado a dependencias policiales.