Como casi todos los profesionales sanitarios, Joan Ramón Villalbí, presidente de la ‘Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria’, desconoce cómo será la evolución del coronavirus: «No podemos contestar, hay que seguir observando cómo evolucionan los datos», recalca el médico en el periódico ‘El Español’. El posicionamiento de la entidad aclara que estamos «ante la evolución de la epidemia del coronavirus y el abordaje de una segunda fase en su control».
«Está disminuyendo el número de fallecidos, aunque sigue habiendo muchos», comenta el doctor Villalbí. En el documento se expone que esta reducción se ha conseguido «con un coste tremendo, enfocado en la economía general y la familiar, aparte de la suspensión de actividades educativas y toda la restricción que comporta en nuestras libertades personales», añade el doctor.
El médico afirma que en cuanto se relaje el confinamiento «la dinámica de transmisión se podría relanzar y, con ella, la epidemia. Mientras la mayoría de la población no esté inmunizada, esta es la realidad», informa. El documento informa que no podemos esperar a que llegue una vacuna. Por ello, la 'SESPAS' establece unas condiciones previas «para poder avanzar hacia una segunda fase».
Una de ellas es el descenso sostenido, aunque siempre hay que estar pendientes de nuevos repuntes. Villalbí aclara que estos no serían los de los llamados «martes negros» del coronavirus, sino algo que habría que ir estudiando «semana tras semana».
Además, otra condición previa sería la capacidad de restaurar la capacidad del sistema sanitario para atender a los otros problemas de salud de las personas, «actualmente postergadas. Es deseable retomar la actividad habitual en el sector hospitalario y de atención primaria», dice el documento. «Se han cerrado centros de atención primaria y se tendrán que recuperar para que haya más dedicados a seguir a los casos positivos y buscar a sus contactos», comenta Villalbí.
La tercera condición es «explicar a la población que las decisiones se toman en condiciones de cierta incertidumbre. A los políticos les cuesta asumir», señala Villalbí. «Se exige infalibilidad pontifical», comenta.