Una de las principales grietas por la que se está filtrando el virus durante los primeros rebrotes vividos en la nueva normalidad son las fronteras, y en especial la entrada de nuevos casos en el aeropuerto de Madrid-Barajas. El Gobierno ha reforzado los controles en las aduanas, pero los expertos y los que están en primera línea advierten: no son suficientes.
Así lo atestigua María del Mar Faraco, médico de Sanidad Exterior desde hace 15 años y presidenta de la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior. En su opinión, la toma de temperatura y control visual son medidas poco eficientes, y eso le lleva a una conclusión clara: «El control de fronteras en España es precario, no se toma en serio».
«Darte cuenta de que una persona tiene coronavirus mirándola sólo a los ojos es difícil hasta para un sanitario, imagina para quien no lo es», advierte esta experta, que también critica que el Gobierno no ha digitalizado el formulario de entrada, que «facilita la posibilidad de rastreo de casos y a sus contactos, la base para controlar y aislar los brotes».
Faraco cita al Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) para recordar que el 75% de los casos de Covid-19 que pudieran entrar a nuestras fronteras no se detectarían aún con controles de temperatura.
Cuando desapareció el estado de alarma se establecieron dos controles en los aeropuertos que reciben vuelos internacionales. Ante la llegada masiva de pasajeros, tuvo que ser realizado por el personal contratado por AENA. Faraco advierte que no están especializados en salud, y sin embargo toman la temperatura y hacen controles visuales.
Después viene el segundo control, realizado por sanitarios en una sala si hay alguna anomalía. En el caso de un sospechoso, se traslada el paciente a un centro de salud para hacerle una prueba PCR y, si da positivo, se empieza el rastreo. La zona de más riesgo es el avión, y se rastrea a los viajeros ubicados en las dos filas de asientos de delante y de detrás.
Esta médico cree que los controles son muy poco eficientes, y recomienda que se abran fronteras a países con una situación epidemiológica similar a la nuestra y que no se hagan controles de temperatura sino una buena ficha electrónica. «Se podrían haber usado los 20 millones de euros de las cámaras térmicas para mejorar los rastreos y hacer más test», dice.
Crítica con el Gobierno
Ella tiene claro de quién es la culpa. «Si alguien se hubiera preocupado alguna vez por Sanidad Exterior funcionaría mejor», asegura, y denuncia que siempre han estado mal dotados y un ámbito fuera del interés de cualquier político.
Explica que en 2007 se organización para reivindicar que no dan al abasto para cumplir en condiciones el control de fronteras, y recuerda que «un reglamento sanitario internacional de la OMS vinculante para todos los países establece cómo hay que controlar las fronteras en condiciones normales y en alertas y emergencias».
Lo que explica esta médico es altamente preocupante: «La detección de casos de Covid-19 en el aeropuerto, si existe, es anecdótica. Es muy complicado que alguien tenga temperatura y luego se le haga PCR y dé positivo. Te puedes subir del avión con fiebre y bajarte sin ella».
Nada que sorprenda a esta médico con tantos años de experiencia y crítica con la gestión del Gobierno: «Ha habido lío con las cifras, falta de transparencia, y lo que más me ha dolido es la mentira sobre los trajes de protección individual. Los médicos tenían que utilizar bolsas de basura. No puede haber más de 45.000 sanitarios contagiados y que se siga mintiendo».