primer plano de las manos de una sanitaria manipulando una prueba pcr para el coronavirus

Hallan un medicamento que acaba con el coronavirus en 5 días y sin vacuna

El hallazgo podría sumarse a la lucha contra la pandemia a partir del verano

La lucha contrarreloj contra el coronavirus durante un año de pandemia parece que se acerca cada vez a su final tras los distintos tratamientos ideados para acabar con la enfermedad. A la llegada de las vacunas, que pretende evitar que la sociedad se contagie, y de hacerlo, tenga un cuadro grave de la enfermedad, se suma ahora la llegada de un medicamento que tiene el potencial de acabar con el coronavirus en cinco días una vez contagiados. 

Así lo han comunicado investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad estatal de Georgia, en Estados Unidos, tras publicar los resultados de los primeros ensayos clínicos con este medicamento. 

Se trata del molnupiravir —con nombre técnico MK-4482/EIDD-2801—, un medicamento que bloquearía «por completo» la transmisión del coronavirus en las personas que lo han contraído. De confirmarse los resultados, el medicamento podría unirse a las vacunas en la estrategia para acabar con la pandemia. 

Los investigadores ya han realizado dos de las tres fases de los ensayos clínicos antes de que el medicamento pueda ser aprobado y comercializado, lo que indica que ya se han hecho pruebas en humanos, cuyos resultados han definido como «excelentes».

En el estudio participaron 182 personas, 72 de ellas con un test positivo de Covid-19. De estos 72 positivos, se administró el medicamento a 47, y ninguna de ellas mostró niveles detectables del virus en sangre solamente cinco días después; mientras que el 25% de los que recibieron un placebo sí que mantuvieron el virus. 

Es más, en algunos de los voluntarios, las partículas infecciosas se volvieron indetectables en apenas 24 horas tras la ingestión del medicamento, lo que demuestra que las personas contagiadas con Covid-19 podrían dejar de transmitir la enfermedad entre 24 y 36 horas después de tomarse esta píldora.

Los resultados completos del estudio se harán públicos en este segundo trimestre del 2021, pero si son igual de positivos que los preliminares podrían suponer un nuevo paso definitivo para acabar con la pandemia de coronavirus tras la llegada de las vacunas. 

Vacunas, la otra gran batalla contra el virus

De esta forma, las vacunas ayudarían a prevenir la enfermedad o a tener cuadros graves de Covid-19, y el medicamento se utilizaría como complemento para tratar a las personas que no han podido recibir la vacuna, ya sea porque todavía no ha llegado su turno en la campaña de vacunación o por especificaciones médicas, y han contraído la enfermedad.

Además, si se confirman los datos, también ayudaría a reducir las cuarentenas de las personas que dan positivo hasta que se alcance la tan ansiada inmunidad de grupo, que actualmente son de 10 días y podrían quedarse en 5, justo la mitad. Esto también sería un gran revulsivo para la economía, ya que daría alas al turismo y a la llegada de visitantes extranjeros. 

Como el medicamento se ingiere por vía oral, también ayudaría a agilizar la lucha contra la infección, en primer lugar para frenar más rápidamente la reproducción del virus dentro del organismo de la persona contagiada; en segundo para reducir, precisamente, la fase infecciosa de la enfermedad, que es aquella en la que el enfermo es más contagioso; y por último para controlar brotes localizados, al cortar de raíz las transmisiones.

Falta por ver cuándo será posible vacunar al 70% de la población de todo el mundo, ya que aunque muchos países desarrollados ya han empezado sus campañas de vacunación, no se espera que las vacunas puedan estar disponibles para el resto de países, especialmente los más necesitados, a corto o medio plazo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha defendido en más de una ocasión la necesidad de que las vacunas lleguen también a los países más pobres, y que los ricos deben garantizar ese suministro para poder acabar con la pandemia. 

Porque, según exponen, no sirve de nada vacunar al 70 u 80% de la población de Europa, Estados Unidos, Japón, China y demás países ricos, si el virus sigue campando a sus anchas en los países pobres, que se convertirán en «reservorios» para que el SARS-CoV-2 mute hacia otras variantes que podrían esquivar la inmunidad de las vacunas. 

Por lo tanto, si no se vacuna también a la población de los países pobres, el virus podría acabar volviendo a los países ricos, a través de variantes más infecciosas y más resistentes a las vacunas, y por lo tanto el fin de la pandemia se retrasaría todavía más.