¿Por qué recorrió 12.000 kilómetros desde Estados Unidos a España el asesino que había enterrado a su mujer en Valencia? Es la pregunta que se hacen los investigadores después de detener a Michael Hoseyni en el aeropuerto de Barajas. Creen que volvió porque pensaba que había dejado algún cabo suelto.
Michael mató a Yana Rose a una hora indeterminada entre el 25 y el 26 de diciembre, en San Roque (Cádiz). Cargó con el cadáver hasta Alzira (Valencia), a 700 kilómetros. Lo enterró en una zona boscosa y siguió hasta Milán por carretera, donde cogió un vuelo a Nueva York con escala en Reino Unido.
Pero el asesino probablemente pensó que había olvidado algún detalle, y el 29 de enero aterrizó en Barajas. Allí le esperaban agentes de la Unidad Central de Delincuencia Organizada y Violencia (Udev). No saben exactamente por qué volvió, y eso es lo que está ahora mismo encima de la mesa.
Por qué volvió a España
La detención de Michael Hoseyni es el resultado de una compleja investigación de la Policía Nacional en colaboración con el FBI. Por ahora, este ciudadano estadounidense de origen iraní no ha querido declarar ni ante la policía ni ante el juez. Sobre su regreso a España hay varias suposiciones abiertas.
Desde la Policía Nacional apuntan que podría haber vuelto para denunciar la desaparición de su mujer y despistar así a los agentes. O que quisiera borrar algún indicio que pudiera inculparle. Tampoco descartan que se viera acorralado y pensara que la justicia española es más ventajosa que la de su país.
El cadáver de Yana Rose apareció semienterrado en un paraje boscoso de Alzira, detrás del Hospital de la Ribera. Fue el 21 de enero, cuando ya hacía días que el asesino había abandonado España rumbo a Estados Unidos. Pero los investigadores consiguieron reconstruir sus pasos de principio a fin.
Un viaje con final trágico
Michael Hoseyni, de 55 años, y Yana Rose, una estadounidense de origen ruso de 40 años, llevaban desde agosto haciendo ruta por Europa. Recorrieron Italia, Albania, Macedonia, Francia, Bulgaria y Croacia. Tenían un billete de vuelta a Denver para el 15 de enero, pero su viaje acabó de forma trágica en España.
La pareja se alojó en un apartahotel de La Alcaidesa, en San Roque (Cádiz), el pasado 22 de diciembre. Entre las 15:00 horas del día 25 y la tarde del 26, Michael mató a Yana Rose probablemente de un golpe en la cabeza. Así lo establecen los resultados preliminares de la autopsia, aunque faltan los definitivos.
El asesino inspeccionó la zona para asegurarse de que no había cámaras de seguridad y, confiado, trasladó el cuerpo hasta el maletero del coche. De ahí sale en dirección a Alzira, Valencia, sin saber que una cámara alejada lo está grabando todo. El día 27 compró una pala, un hacha, unos guantes y un cúter.
Volvió a Estados Unidos
Tras enterrar a su mujer aquella misma noche, viajó en coche hasta el aeropuerto de Milán y devolvió el coche alquilado a la compañía. Tras hacer escala en Reino Unido llegó a Nueva York y de ahí a Denver, donde finalizó su periplo. Días después cogería otro avión para volver al lugar de los hechos.
La denuncia de una ciudadana rusa residente en Valencia puso a la Policía tras la pista de Yana Rose. Aunque no conocía a la víctima, estaban en el mismo grupo de Facebook donde compatriotas rusos compartían lugares para visitar. El 9 de enero denunció su desaparición, al ver que llevaba días sin actividad.
La madre de Yana Rose, residente en Rusia, y una amiga suya en Denver, afirmaron no saber nada de ella. Los agentes revisaron el registro de alojamientos en España y confirmaron que la mujer había estado en Cádiz dos semanas antes. En las cámaras de seguridad estaba la evidencia del crimen.
Tras la pista del asesino
Lo que quedaba por saber era dónde había ido con el cadáver de su esposa. Lo lograron gracias a la triangulación de la señal telefónica del asesino, que llevaba hasta Alzira pasando por Granada, Murcia y Alicante. Según marca la señal, estuvo dando vueltas cerca de la zona donde encontraron el cuerpo.
Confirmaron que había comprado utensilios para enterrar el cuerpo en una tienda de la misma localidad. Creen que sepultó a su mujer la misma noche, y que entonces emprendió una huida de regreso a su país. Ahora el sujeto está en manos de la justicia, aunque de momento no ha soltado prenda.