El uso de la mascarilla "se suprimirá dentro de poco". Así lo avanzaba hace unas semanas el presidente del Gobierno. El descenso en la incidencia del coronavirus invita al optimismo en lo que se refiere a esta protección.
La pandemia ha ido perdiendo fuerza con el paso de los días. En estos momentos, la tasa de positivos se encuentra por debajo de los 500 puntos por cada 100 000 habitantes. De alguna manera, esto nos conduce cada vez más hacia una normalidad relativa.
Las mascarillas ya se retiraron en exteriores hace un mes, y ahora se está pendiente de conocer cuándo se suprimirán en los espacios cerrados. En la Comunidad de Madrid ya han puesto sobre la mesa una posibilidad que puede asemejarse bastante a lo que tendremos en cuestión de semanas.
Solicitan su eliminación en interiores, aunque con tres excepciones. Sería preciso seguir utilizándola en residencias, hospitales y el transporte público. Esta medida fue planteada por el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, y el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero.
La intención es trasladar la propuesta al Consejo Interterritorial que se celebrará el jueves en Zaragoza. Pretenden que sea valorada por el resto de comunidades para conseguir una implantación a nivel nacional. Esta alternativa solo se llevaría a cabo de seguir en esta línea la pandemia de coronavirus.
La petición para suprimir los cubrebocas en espacios cerrados todavía no es oficial por parte de las autoridades madrileñas. Sin embargo, lo que sí han confirmado es que dejarán de realizar pruebas de manera general. Plantearán, además, al Ministerio de Sanidad que se elimine el aislamiento en los casos leves y asintomáticos.
El consejero explicó que "nos encontramos en una fase de clara tendencia descendiente que requiere modificar la estrategia nacional vigente". Entiende que en función de la evolución del COVID-19 habrá que adaptar el rastreo de la enfermedad. En vista de todo esto, se espera que del encuentro de este jueves entre comunidades se extraigan nuevas conclusiones.
Retirar las mascarillas en exteriores fue una de las primeras decisiones que se tomó en esta desescalada. Ahora, la comunidad madrileña recuerda que es preciso llevar a cabo una transformación en el control de la pandemia de "forma paulatina". Una de las primeras acciones que realizarán será la supresión de las pruebas de detección de manera generalizada.
Los responsables sanitarios serán los encargados de determinar si es preciso o no hacerlas. Todo dependerá del perfil del paciente, los síntomas y el estado que presente.
También apuestan por acabar con la comunicación de los casos positivos en los test autodiagnósticos. Hasta la fecha se venían informando a las autoridades por medio de un teléfono gratuito.
En lo que se refiere a la contabilización de casos, se mantendría una monitorización con carácter semanal. Además se recogería la proporción de positivos y el tipo de variantes.
La retirada de las mascarillas, un objetivo cada vez más cercano
Después de casi dos años con la mascarilla, cada vez parece más próximo el momento en que se podrán retirar. El Gobierno madrileño, pendiente de la evolución de los casos, plantea una segunda fase de desescalada.
Estiman preciso la activación de la red centinela de vigilancia de enfermedades respiratorias para los cuadros leves en hospitales y atención primaria. Se pondría el punto y final a las restricciones de acceso a los ambulatorios, aunque se mantendría la utilización de la protección en la cara.
Otro punto que tienen pendiente de revisar hace referencia a la normativa regional sobre el consumo en espectáculos. Sobre todo en aquellos en los que el público se encuentre de pie. También a las consumiciones en las pistas de baile y a la finalización del metro y medio de distancia.