En tiempos aciagos como los que vivimos, los milagros se cuentan con los dedos de una mano. Y España acaba de vivir uno: en 12 horas, médicos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid consiguieron devolver a la vida un corazón que había dejado de latir, llevarlo hasta la capital e implantarlo con éxito en el pecho de Naiara, un bebé de dos meses.
Detrás del milagro de Naiara está el éxito de la medicina española, que ha pasado a la historia por ser el primer transplante de un corazón parado e incompatible con el receptor. Pero detrás está también el aliento y la alegría de muchas personas anónimas que han vivido este momento histórico con ilusión y esperanza, como un triunfo colectivo.
Entre esas personas se encuentra Mario Díaz, periodista de El Español que en 2016 vivió el peor momento de su vida al ver fallecer a su pequeño recién nacido. Mario ha sentido el caso de Naiara muy de cerca, y ha querido celebrarlo con un mensaje muy emotivo en redes sociales: «Mañana mi hijo habría cumplido 5 años. Hoy Naiara ha logrado un trasplante imposible hasta hoy en el mundo. Rodrigo descansa en paz y Naiara vivirá gracias a la mejor Sanidad y al equipazo del Gregorio Marañón. Hay tanto que celebrar».
La experiencia que Mario ha querido compartir sobre su hijo Rodrigo provocó una alud de comentarios, todos ellos de emoción y cariño. También algo de confusión, porque algunos creyeron que el corazón que recibió la bebé era el de Rodrigo. Esto llevó a Mario a escribir un segundo tuit: «Vuelvo aquí y me abruma tanto cariño. Sin embargo, creo que se me ha malinterpretado. Rodrigo murió en 2016 por una condición cardíaca sin cura. El caso de Naiara es un milagro médico que abre la puerta a que niños como mi hijo tengan desde ahora la oportunidad que él no tuvo».
‘Un rayito de esperanza’
Más allá de la confusión inicial, el recuerdo de Mario hacia su hijo Rodrigo ha emocionado a los españoles. «A partir de ahora, hijos como el tuyo tendrán una segunda oportunidad», decía un usuario, y otro le escribía: «No tengo palabras, Rodrigo estará feliz con vosotros, Naiara también». «Tanto dolor y tanta dignidad», resumía un tuit.
Uno de los usuarios que comentaba el mensaje de Mario era otro padre en la misma situación: «Mi hija de 4 años salió hace unos días de su tercera operación de corazón. Cuando nació, la primera opción era un trasplante. Gracias al equipo del Hospital 12 de Octubre está aquí en casa, hecha un bicho».
«Hay tuits que condensan toda la alegría, la tristeza y la generosidad de la que es capaz el ser humano», decía una usuaria, resumiendo a la perfección el sentir de muchos: «Un abrazo a quienes celebran, a quienes encontrarán consuelo en nuevas vidas, y a unos profesionales que lo hacen posible». «La medicina no llegó a tiempo para tu niño, pero gracias a grandes profesionales, a partir de hoy muchas Naiaras y Rodrigos tienen un rayito de esperanza», trasladaba otra persona.
El milagro de Naiara
Naiara llegó al Gregorio Marañón antes de nacer. Las ecografía mostraban un latido muy débil como para sobrevivir, pero era demasiado pequeña para un trasplante. Contra todo pronóstico, la niña vivió algunas semanas más, lo suficiente como para que los médicos pensaran en un trasplante. Así se plantearon a su padres: las opciones de sobrevivir eran pocas, pero había que intentarlo.
España es uno de los país pioneros en trasplantes en todo el mundo, pero hasta ahora nunca se había enfrentado a una operación así. El corazón viajó desde otra comunidad autónoma de Madrid, pero sin latido. Hubo que recuperarlo mediante un sistema de circulación extracorpórea, que permite mantener oxigenar el órgano y mantenerlo vivo. Tras comprobar que funcionaba adecuadamente, se procedió a la extracción y el implante.
Se trata de un hito en la historia de la medicina: un trasplante cardiaco tras varias horas de isquemia fría en un centro alejado del hospital donante. Es decir, un corazón parado, trasladado, reanimado y vuelto a implantar, además con una circunstancia añadida: el receptor es de un grupo sanguíneo incompatible al del donante.