Arranca en Venezuela el juicio por el triple crimen cometido el 22 de junio de 2016 en un bufete de abogados de Usera, Madrid. El asesino mató a tres personas a sangre fría y quemó sus cuerpos. Luego descubrió que se había equivocado de víctima, pero ya era demasiado tarde.
Dahud Hanid-Ortiz, un exmilitar estadounidense de 51 años, se sienta en el banquillo de los acusados como único acusado por este crimen. Creen que quería vengarse del amante de su pareja, Víctor Joel, un abogado peruano afincado en Madrid. Pero lo confundió con Pepe, un cliente del bufete.
Pepe estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado y lo pagó con su vida. Junto a él murieron asesinadas Elisa y María, dos trabajadoras del despacho de abogados. La justicia venezolana juzgará al acusado por tres delitos de homicidio y uno de incendio en el juicio que ahora arranca allí.
El triple crimen de Usera
El 22 de junio de 2016, Dahud entró en un bufete de abogados del barrio madrileño de Usera con el objetivo de matar a Víctor Joel. Este, exfiscal antidroga de Perú, ejercía de abogado en el despacho madrileño. También mantenía una relación con la novia de un exmarine norteamericano.
Dahud había participado en la guerra de Irak y había estado preso en Venezuela acusado de espiar para los Estados Unidos. Una vez fuera de la cárcel viajó a España para vengarse de Víctor Joel. Al irrumpir en el bufete encontró al que creía que era el amante de su pareja, y lo mató junto a dos trabajadoras.
Tras quemar los cuerpos abandonó el país rumbo a Alemania y allí se enteró por la prensa de que se había equivocado de persona. Pepe Castillo, la víctima, no era ningún abogado sino un cliente del bufete. Además, el asesino se había dejado una botella de agua en el lugar del crimen con sus huellas.
Juicio en Venezuela
Dahud Hanid-Ortiz fue detenido en Venezuela meses después del crimen, y la justicia venezolana decidió no entregarlo a las autoridades españolas. El exmilitar nació en Caracas y tiene nacionalidad venezolana y estadounidense. Será juzgado por los mismos delitos que le pedían en España.
La investigación ha demostrado que el acusado amenazó a Víctor Joel por teléfono y hackeó el móvil y el ordenador de su amante. Lo hizo movido por los celos al sospechar que los dos eran amantes. Después planeó su venganza, aunque en la ejecución mató a la persona equivocada.
Aparece sin vida Jairo, el vecino español desaparecido tras perder su trabajo
Víctor Joel Salas acusa a Dahud de haber dejado a niños huérfanos y haber destrozado los hogares de las víctimas. “La justicia llega tarde pero llega”, dijo mirando a los ojos al asesino. Ahora está luchando para que puedan declarar los policías y los forenses que intervinieron en el caso.
Tres vidas rotas
Jhon Pepe Castillo Vega era ecuatoriano, tenía 43 años, y era nacionalizado español. Había ido al bufete de abogados a recoger una documentación, y dejó el coche mal aparcado pensando que sería cuestión de minutos. Era vecino de Carabanchel, tenía un crío de 29 meses, y era un gran amante del fútbol y los coches.
María Osorio Riverón tenía 46 años y llevaba veinte años en España después de haber emigrado de Cuba. Licenciada en Educación Infantil, era madre de una hija y ejercía como secretaria, relaciones públicas y mujer de la limpieza. También había trabajado en el Museo del Jamón como camarera, y en una inmobiliaria.
Elisa Consuegra Gálvez, cubana de 33 años, se acababa de casar con su jefe para obtener los papeles. También homologó sus estudios de Derecho para poder ejercer su carrera en España, y recaló en el mismo bufete que su amiga María. En su país había desarrollado una prestigiosa carrera como juez.
Torturada antes de morir
La investigación relevó detalles escalofriantes, como el hecho de que una de las tres víctimas fue torturada a golpes antes de morir degollada. Se trata de Elisa Consuegra, la abogada cubana, que fue golpeada con una barra de hierro por todo el cuerpo. El escenario del crimen reveló una violencia extrema.
El entorno de la víctima deslizó la teoría de que Víctor Joel escondía información que solo Elisa conocía, y por eso fue torturada. A partir de ahí pusieron en duda el móvil del crimen pasional. Además, Elisa había sido hospitalizada días antes por una crisis de ansiedad relacionada con el trabajo.
Creen que tuvo que haber algo más que una simple venganza por amor. El móvil de Elisa dejó de funcionar a las 14:30 horas, pero el crimen ocurrió a las seis de la tarde. Deslizan la teoría de que la estuvo torturando durante todo ese tiempo intentando obtener alguna información confidencial.