Luto en Écija por la muerte en accidente de tráfico de Manuel Talaverón, cabo del Servicio de Bomberos del ayuntamiento de la localidad. Según los servicios de emergencia, el cabo-bombero falleció al impactar su motocicleta contra un camión en el kilómetro 503 de la carretera A-4, a la altura de Carmona.
El accidente tuvo lugar el pasado lunes por la tarde, sobre las 18.30 horas. El ayuntamiento de Écija y el Servicio de Bomberos han mostrado su consternación al conocer la noticia, ya que Manuel (Manolo, como lo conocían sus amigos y familiares) era una persona muy conocida y querida en el cuerpo.
Sus compañeros han querido darle un último adiós con un emotivo mensaje en las redes sociales: «Hoy es un día muy triste para los Bomberos de Écija. Hemos perdido a un compañero en un trágico accidente, queremos transmitir nuestro más sentido pésame a familiares y amigos. Aquí, nuestro total apoyo, se nos va un bombero, compañero y amigo. Te echaremos de menos, Manolo». También han mostrado su pesar los Bomberos del Aljarafe, que se muestran «consternados por las noticias que nos llegan desde Écija».
En las redes sociales, muchos compañeros y conocidos del fallecido han querido mostrar su pesar, con mensajes de reconocimiento y apoyo a la familia. «Qué pena más grande cuando me he enterado hoy. Eterna tu sonrisa y tu amabilidad», decía un usuario. «Aún no me lo creo, un fuerte abrazo a familia y amigos», decía otro. Entre las condolencias había muchas de otros cuerpos de bomberos, como el de Bilbao: «Una estrella más brilla en el cielo y nos seguirá protegiendo».
Por su parte, el delegado de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Écija, Fernando Martínez, dio una rueda de prensa en la que se mostró muy afectado por la trágica noticia, tanto a nivel personal como institucional. Como representante municipal, Martínez dijo que Manuel «era cabo del cuerpo de bomberos, y en nombre del gobierno le trasladamos el pésame, nuestras más sentidas condolencias a su viuda, al resto de su familia, a sus amigos y, por supuesto, a los miembros del cuerpo de bomberos de Écija».
Los más afectados eran sus compañeros, que tenían un gran afecto por Manuel. Uno de ellos ha explicado que Manolo estaba casado y llevaba ocho años trabajando en el parque de Bomberos de Écija. Allí, todos lloran su muerte, y hoy tendrán la oportunidad de darle el último adiós en el funeral que tendrá lugar en la iglesia de Santa María de Écija.
32 fallecidos en carretera en Semana Santa
En las últimas horas, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha dado el balance de la siniestralidad en esta Semana Santa. Entre las 15.00 horas del viernes 26 de marzo y las 23.59 del lunes 5 de abril han fallecido en las carreteras españolas 32 personas, y otras 97 tuvieron que ser hospitalizadas. Manuel es uno de los fallecidos.
Se trata de unas cifras trágicas porque, a pesar de que estaban prohibidos los viajes entre comunidades autónomas, es la Semana Santa con más fallecidos desde el año 2016. Entonces hubo 41 muertos, y al año siguiente se registraron 29 víctimas mortales. Un año después hubo 30, y en 2019 fueron 27. En 2020 se batió el récord de menos víctimas mortales: el confinamiento hizo que solo se contabilizaran 13.
La siniestralidad se ha vuelto a disparar en 2021 con el trágico resultado de 32 fallecidos, el 70% de los cuales en carreteras convencionales. Precisamente en Andalucía, la comunidad donde ha fallecido Manuel, ha sido la que ha tenido más accidentes mortales, con un total de siete. Le sigue la Comunidad Valenciana con cinco, y Castilla y León con cuatro.
Entre las víctimas mortales hay 12 motoristas. Según la DGT, 11 de ellos se produjeron en sábado o festivo, 10 en carretera convencional y 11 en salidas de vía, caídas o vuelcos. La mayoría de ellos tenían entre 30 y 50 años.
Uno de estos accidentes fue el que segó la vida de Ricardo Sánchez Castro, un agente de Tráfico de la Guardia Civil que estaba en esos momentos de servicio. Ricardo patrullaba en su BMW cuando perdió el control de la moto e impactó en el guarda raíl, falleciendo en el acto. Estaba casado, tenía tres hijos, y su muerte causó una gran conmoción en el pequeño pueblo de Ciudad Rodrigo (Salamanca), donde vivía desde hacía tiempo.