Imagen de María Adela Fuertes Miguélez, profesora del Instituto de Educación Secundaria (IES) Padre Feijoo que falleció por coronavirus.

Los maestros de España, rotos: Fallece la profesora María Adela Fuertes a los 59

La profesora asturiana ha perdido la vida tras contagiarse de coronavirus

Imagen de María Adela Fuertes Miguélez, profesora del Instituto de Educación Secundaria (IES) Padre Feijoo que falleció por coronavirus.
María Adela Fuertes Miguélez, profesora del Instituto de Educación Secundaria (IES) Padre Feijoo que falleció por coronavirus. | IES Padre Feijoo

En plena segunda ola de contagios, los profesores de toda España se han puesto en primera línea de batalla al liderar una vuelta al colegio completamente inédita.

Los educadores se han tenido que enfrentar a aulas repletas de niños y jóvenes a los que tienen que hacer cumplir las normas sanitarias y a un inicio de curso escolar especialmente complejo debido a la falta de protocolos claros y homogéneos para frenar la pandemia.

Una de esas profesoras fue la asturiana María Adela Fuertes Miguélez, profesora del Instituto de Educación Secundaria (IES) Padre Feijoo ubicado en Gijón.

La profesora María Adela Fuertes Miguélez fallece por culpa del coronavirus

Sin embargo, sus esfuerzos por educar en tiempos de pandemia se han truncado, precisamente, por culpa del coronavirus. La enfermedad se llevó a la profesora a los 59 años tras haber contraído el virus el pasado mes de octubre.

A finales de mes, la profesora se aisló tras conocer que era contacto estrecho de otro positivo. Aunque había comunicado a su círculo más cercano que ya se encontraba mejor, la docente acabó perdiendo la vida poco después.

La profesora ha dejado completamente conmocionado al sector educativo español, pero especialmente a su entorno más cercano: su esposo, padres, y hermana, pero también a sus compañeros de trabajo y sus alumnos.

Las reacciones al fallecimiento de María Adela Fuertes

En una carta emitida ayer por la jefa de estudios del Bachillerato nocturno del IES, Cecilia Blanco Pascual, calificaba a la docente fallecida como una mujer «discreta y reservada en lo personal, pero siempre afable con todos».

En la misma carta, la responsable del centro explicaba que María Adela Fuertes repartía su jornada entre el Bachillerato diurno y el nocturno.

«Era precisamente en la tranquilidad de la tarde-noche donde ella decía encontrarse más a gusto y donde, desde su laboratorio -siempre podía una encontrarla allí-, ejerció una encomiable labor de enseñanza y divulgación científica con alumnos a los que no siempre es fácil llegar», reconocía.

En la misma carta publicada en la página web oficial de instituto, cuentan una anécdota que define a la perfección el cariño que le tenían los alumnos a la profesora.

«Al poco de llegar un alumno de Humanidades y Ciencias Sociales acudió al jefe de estudios para solicitar que en vez de Geografía le dejaran hacer Biología. Al decirle que el itinerario que había elegido lo impedía preguntó: ¿Y cómo puedo volver a ser alumno de Adela?» recoge la carta.

María Adela Fuertes Miguélez, una asturiana volcada con la enseñanza

María Adela Fuertes Miguélez nació en la localidad asturiana de Mieres. Hija de José y María, su familia se trasladó a Gijón cuando ella tenía tan solo 10 años.

Allí María desarrolló toda su vida. Fue la ciudad que la vio crecer, convertirse en profesora y educar en ciencia, una disciplina para la que María Adela Fuertes Miguélez tenía una clara vocación.

La docente era capaz de interesar a los chicos por el trabajo de campo en el laboratorio. Era una profesora muy querida por su gran capacidad de compresión hacia los alumnos y su forma de enseñar didáctica y accesible. Promovía excursiones y conferencias con las que cultivar la reflexión crítica, el ensayo y error, la investigación.

En los últimos años gracias a su esfuerzo, sus alumnos habían hecho salidas al Jardín Botánico, el Centro Oceanográfico de Gijón y había asistido a conferencias del biólogo sueco Svante Pääbo (Premio Princesa de Investigación Científica en 2018) y el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga (Premio Príncipe en 1997).

La docente era profesora de ciencias del IES Feijoo desde el año 2009. Pero más allá de su trabajo en el instituto, la profesora era también voluntaria de la Cruz Roja, donde ayudaba con los deberes a los niños que más lo necesitaban.

A sus 59 años, la profesora contaba con jubilarse a finales de este curso, una recompensa a sus años de enseñanza que no se verá cumplida.