España ha dejado muy atrás el pico de la tercera ola de Covid-19, en la que se rozaron los 900 casos de incidencia por cada 100.000 habitantes en dos semanas, un dato que muchas regiones superaron de forma muy holgada.
Una de las características más importantes que ha tenido la tercera ola, o que está teniendo, es la gran velocidad en la que se han producido los cambios. Cuando empezó, todas las regiones empezaron a subir su incidencia con una velocidad nunca antes vista, y en apenas un mes, la mayoría de autonomías acabaron al punto del colapso sanitario.
Ahora que la tendencia es descendente se está repitiendo la misma característica: la bajada de la incidencia está sucediendo en tiempo récord, probablemente a causa de las duras restricciones que se han aplicado por la práctica totalidad del territorio.
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Así, hay regiones que hace dos semanas superaban los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes en los 14 días anteriores y que ahora se encuentran por debajo del umbral de 250 casos que Sanidad considera como umbral de máximo riesgo.
Pero hay una región que, a pesar de que también ha bajado su incidencia, lo está haciendo de una forma mucho más lenta que aquellas que estaban mucho peor. Estamos hablando de la Comunidad de Madrid, que durante el pico de la tercera ola fue la comunidad con la séptima mayor incidencia, pero que ha pasado a ser la región con este dato más alto —con la excepción de Melilla— en pleno descenso.
Esto se explica porque las seis regiones que estaban por encima de los 1.000 casos —un dato que Madrid no llegó a superar, pero que rozó durante varios días— han experimentado bajadas récord de incidencia.
Así, Madrid tiene actualmente una incidencia de 529 casos, la más alta de España después de Melilla, con 588 casos, aunque en el caso de la ciudad autónoma, su poca población hace que su incidencia se convierta en un índice más volátil y más propenso a grandes bajadas y subidas en poco tiempo.
Madrid, por encima de la media nacional
Analizando los datos que publica el Ministerio de Sanidad de forma diaria, excepto los fines de semana, se observa que desde el pasado 27 de enero, la Comunidad de Madrid ha descendido su incidencia en un 46,5%, por debajo de la media nacional, del 57,2%.
La Comunidad Valenciana, que el 27 de enero era la región con peor incidencia (1.459,8), tiene hoy 470,7, un 67,8% menos. La misma tendencia se repite con Castilla y León (de 1.397,3 a 464,8, un 66,7% menos); la Región de Murcia (de 1.347,4 a 260,9, un 80,6% menos); La Rioja (de 1.303,4 hasta 379,4, un 70,9% menos); y Castilla-La Mancha (de 1.269,3 casos a 367,1, un 71,1% menos).
El descenso más contenido de la incidencia de Madrid podría explicarse, entre otros factores, por unas restricciones algo más laxas que en las otras regiones mencionadas, que llegaron a cerrar toda la hostelería, parte del comercio e impusieron incluso cierres perimetrales municipales, dependiendo de la zona.
Por ese motivo, muchos se cuestionan que la Comunidad de Madrid ya haya empezado su desescalada cuando sigue siendo la región con mayor incidencia, con uno de los descensos menos bruscos de los índices epidemiológicos, y estando todavía muy por encima del umbral de riesgo extremo marcado por Sanidad.
Cabe recordar que este jueves, 18 de febrero, la región retrasará su toque de queda hasta las 23:00 horas y eliminará el horario límite para el cierre de la hostelería y la cultura, por ejemplo. Y todo esto mientras mantiene uno de los índices de hospitalizaciones más altos del país, con las UCI al 50% de su capacidad.