Lucía Vivar tenía tres años cuando desapareció en verano de 2017, mientras jugaba en la terraza de un restaurante en la estación de Pizarra (Málaga). Hallaron su cuerpo sin vida horas más tarde, en las vías del tren a cuatro kilómetros de distancia. Aunque se consideró una muerte accidental, hay indicios para pensar que no fue fortuito.
Sus padres siempre pensaron que era imposible que recorriera esa distancia social. Según El Cierre Digital, La declaración de una decena de testigos, entre ellos el vigilante de seguridad y el maquinista del tren, apuntan a un “origen violento”. El objetivo de la familia, cada vez con más apoyos, es conseguir la reapertura del caso.
El caso se archivó en 2018, pero hace unos meses la Audiencia Nacional abrió un proceso en el que citaba a declarar a varias personas. La acusación de los padres, ejercida por el abogado Marcos García-Montes, apunta a varias incongruencias en las conclusiones. La verdad está a punto de ver la luz por fin.
Murió antes de que pasara el tren
Almudena y Antonio, los padres de Lucía, llevan cuatro años luchando para que se sepa qué ocurrió la madrugada del 26 al 27 de julio de 2017. La niña se encontraba en la Estación de Cercanías de Pizarra, y apareció muerta a cuatro kilómetros. Aseguran tener pruebas para demostrar que no fue un accidente.
“La autopsia determina una muerte de origen violento”, asegura el letrado. Su hipótesis se ve apoyada por el testimonio del abuelo, dos vigilantes jurados y un maquinista. A partir de eso tratan de demostrar una “perpetración delictiva” contra Adif, porque “sorprendentemente salió un tren después de saber que una niña había desaparecido”.
El procedimiento tiene como objeto “concluir la práctica de las diligencias necesarias que no fueron practicadas”. Por ejemplo, la autopsia revela que “los alimentos encontrados en su estómago no fueron digeridos, aunque estuvo desaparecida más de seis horas”. Lo cual demuestra, a su parecer, que murió una hora antes de que pasara el primer tren.
Denuncian incongruencias
Otra incongruencia en la investigación es que la muerte de debió a “un golpe accidental en la cabeza con los bajos del tren que la arrolló”. Sin embargo, tras el correspondiente análisis científico no se hallaron restos de ADN de la menor en los bajos del tren. Varios testigos podrían arrojar luz a lo que ocurrió realmente.
La acusación ha presentado una reclamación contra el ministerio del Interior y la Guardia Civil pidiendo una indemnización. También solicitan un recurso de amparo al Constitucional por violación de derechos fundamentales. Alegan que no pudieron solicitar las diligencias durante la instrucción, y piden que declaren como testigos una serie de personas con información clave.
Cronología del suceso
La niña desapareció el 26 de julio a las 23:20 horas mientras jugaba con sus primos en la terraza del restaurante de la estación. Allí estaban también sus padres y otros familiares. Su cuerpo fue hallado a las 06:43 del día siguiente, a cuatro kilómetros de donde desapareció.
El maquinista que realizaba el trayecto Málaga-Alora detuvo el tren tras observar un bulto oscuro dentro de las vías del tren. Inicialmente pensó que podría tratarse de un animal muerto, pero al acercarse vio que se trataba de un cadáver humano. Avisó a la policía, y confirmaron que se trataba de la niña desaparecida.
La investigación concluyó que la niña había recorrido los cuatro kilómetros entre los raíles y que se durmió sobre los balastros. Según esta versión, fue golpeado por el primer tren de la línea de Cercanías C2 entre las seis y las siete de la mañana. Un fuerte golpe en la cabeza acabó con su vida de forma instantánea.
Pero los padres siempre pusieron en cuestión que una niña de tres años y con chancletas hubiera recorrido cuatro kilómetros de noche. El tramo recorrido carece de luz y es complejo y peligroso. La acusación cuestiona cómo pudo hacer ese difícil recorrido sin una sola lesión en sus rodillas y sin apenas marcas en brazos y piernas.
Lo que se ve en las imágenes
Sin embargo, la Guardia Civil asegura que las cámaras de Adif captaron a la niña andando sola a 50 metros del restaurante. Además, los forenses rechazaron las conclusiones de varios informes que apuntan al origen homicida de la muerte. En ellos se incluye, por ejemplo, el hallazgo de una botella de cloroformo.
Poniendo todas las pruebas una detrás de otra, los padres de Lucía afirman que la niña fue sustraída y asesinada. La botella de cloroformo, los golpes que le causaron la muerte y la hora de la defunción, avalan según dicen su versión. Tras varios intentos fallidos, ahora ven una opción real de reabrir la investigación.