Parecía un caso imposible de resolver, digno de las mejores novelas de crimen y misterio. Sin embargo, la policía ha dado un nuevo ejemplo de pericia y ha atado los cabos sueltos del crimen del Hotel Palace de Madrid. Ya saben qué le pasó a José Rosado, el empresario de 42 años hallado muerto el pasado 30 de octubre.
Su muerte estaba rodeada de misterio: apareció sin vida atado de pies y manos, sin signos de violencia y con las puertas y las ventanas cerradas por dentro. Las únicas pistas eran que la habitación estaba revuelta, y que el hombre había llegado al hotel con dos personas. La Policía ha detenido a dos hombres como presuntos autores.
Las pruebas toxicológicas revelan que en el cuerpo de la víctima había “sustancias depresoras que mezcladas con el alcohol provocaron la muerte”. Los detenidos son dos hombres con múltiples antecedentes por robo. La hipótesis principal: drogaron a José para robarle y huyeron dejándolo moribundo.
Dos detenidos con antecedentes
La víctima del crimen del Hotel Palace es José Rosado, un exitoso empresario de 42 años y de origen puertorriqueño. Fue consejero delegado de Hijos de J. Barreras, el mayor astillero privado de España. A finales de octubre se encontraba alojado en el hotel Westin Palace en la plaza de las Cortes, en Madrid.
Algunos compañeros del empresario no conseguían localizarle y los empleados del hotel decidieron entrar en la habitación. Fue entonces cuando encontraron el cadáver de José, que llevaba horas muerto. El escenario llevaba a pensar en una muerte accidental, pero había que encontrar a las dos personas que estaban con él.
Los detenidos son un ciudadano rumano de 39 años y un joven marroquí de 29. El primero cuenta con nueve detenciones por robos con violencia, mientras que el segundo tiene 17 antecedentes por robos con violencia y estafa. Los tres se habían conocido la noche antes, y José fue víctima de su macabro plan para robarle.
Cómo se produjo el robo
José y los dos hombres se conocieron la noche anterior en una discoteca del centro de Madrid. Los tres decidieron seguir la fiesta en la habitación del hotel donde se alojaba el empresario, con la intención de mantener relaciones sexuales. Estando la víctima en el baño, los sospechosos metieron una sustancia en su copa.
Las pruebas confirman que se trata de GHB o éxtasis líquido, una droga inmunodepresora que anula la voluntad de la persona. Era la misma droga que los delincuentes utilizaron en sus robos anteriores, según consta en sus historiales. Su intención era dormir a la víctima para sustraerle objetos de valor y tarjetas de crédito.
José se desmayó poco después de beber el contenido del vaso, así que aprovecharon para proceder al robo. La policía ha comprobado que su tarjeta de crédito fue utilizada después en dos establecimientos de Móstoles. Eso permitió estrechar el cerco sobre los asesinos, que finalmente han sido localizados y detenidos.
Combinación fatal de drogas y alcohol
Aunque su intención era el robo y no el asesinato, la combinación de la droga con el alcohol provocó un edema pulmonar mortal en José. Probablemente seguía con vida cuando sus dos amantes abandonaron la habitación. Por eso la principal hipótesis es que fue el propio José quien cerró la puerta por dentro antes de morir.
Los agentes que han llevado a cabo la investigación no saben si el suyo fue un encuentro casual, o contactaron a través de una aplicación. José estaba en España en un viaje de placer y se encontraba en perfecto estado cuando llegó acompañado. Los investigadores tenían claro que todo lo que provocó su muerte se había producido dentro de la habitación.
El 23 de diciembre detuvieron a los sospechosos en dos domicilios diferentes. Se intervino la ropa que llevaban aquella noche y 2.500 euros en efectivo, móviles, joyas, documentos de terceros y objetos de valor. El Grupo de Homicidios ha reunido pruebas suficientes contra ellos para demostrar su autoría: caso resuelto.
Iba a emprender una nueva etapa
José Rosado nació en Nueva Jersey hace 42 años y era hijo de puertorriqueños afincado en Miami. Hacía pocos meses que había dejado el consejo de administración del astillero tras algunos cambios en la gestión. Durante su etapa en la empresa vivió en Vigo, una de las muchas ciudades que visitó durante su vida.
En el momento de morir estaba a punto de comenzar una nueva aventura empresarial que le tenía muy ilusionado. Tras una brillante carrera como ejecutivo de industrias marinas y de los sectores de la banca y la energía, quería montar su propio negocio. Sin embargo, el macabro encuentro en Madrid acabó son sus sueños.
José era un gran amante de la comida, el vino y la cultura, y eso le llevó a recorrer más de 50 países de todo el mundo. Nicholas Young, el que fue su pareja durante más de 13 años, se encargó de las gestiones para la repatriación del cadáver. Su funeral se celebró poco después del hallazgo en Puerto Rico.