La pandemia causada por el coronavirus ha cambiado mucho nuestras vidas, y ha afectado de lleno todos los ámbitos de la sociedad, desde el ámbito privado y de las relaciones personales hasta el comercial, laboral y de ocio. Pero uno de los que nunca te imaginarías que ha quedado gravemente afectado es el del mercado de la droga, que necesita evidentemente de las rutas de transporte tanto aéreas como por tierra para que la droga llegue a los consumidores, unas rutas que tras la interrupción de los vuelos y del transporte por carreteras, han quedado totalmente interrumpidas.
Así lo asegura un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, detallando que muchas cadenas de suministro de drogas han sido interrumpidas, provocando que los traficantes busquen modos alternativos de hacer llegar la droga a los países destinatarios de consumo, convirtiéndose la vía marítima la principal alternativa.
El consumo de heroína y metanfetamina cae en picado
Las drogas más afectadas por este cambio de paradigma serían la heroína y la metanfetamina, que tradicionalmente eran traficadas por tierra, así que su distribución ha quedado gravemente afectada debido a las restricciones aplicadas por los distintos países; eso explicaría las numerosas incautaciones de opiáceos que han tenido lugar recientemente en el Océano Índico.
La cocaína ha sido tradicionalmente distribuida por mar, así que no se habría encontrado con especiales trabas para seguir siendo distribuida, aunque los controles policiales han aumentado y no es tan fácil como antes enviar un barco a cualquier puerto europeo. Por otro lado, el cannabis no se habría visto tan afectado por dichas restricciones provocadas por la pandemia como otras drogas, ya que los traficantes no dependen tanto de envíos largos y transcontinentales al ser tradicionalmente una droga fabricada cerca de donde se consume.
Pero no solo la distribución se ha visto comprometida, sino que la producción de ciertas drogas en América Latina como la cocaína empiezan a tener obstáculos en Colombia por ejemplo, donde los productores sufren escasez de gasolina, un químico esencial que entraba desde Venezuela.
Las consecuencias de esta escasez
Europa, América del Norte y el sureste de Asia ya han detectado una escasez del consumo de heroína, pero esto ha provocado que muchos consumidores se pasen al consumo de fentanilo, un opioide con una potencia superior a la morfina. Otra consecuencia negativa de la escasez de droga es el aumento del uso de productos farmacéuticos como las benzodiacepinas, que ya han duplicado su precio, además de un aumento en el uso de drogas inyectables y del uso compartido de equipos de inyección, que conlleva la propagación de enfermedades infecciosas como el VIH o la Hepatitis C.
La escasez de drogas también ha provocado que el precio de estas se dispare, de hecho Brasil ya ha informado de fuertes aumentos del precio de las drogas.
Es probable que todos estos cambios produzcan una transformación profunda de los mercados de la droga, de la misma manera que ya lo ha producido en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida, y solo el tiempo dirá hacia dónde se han orientado las nuevas tendencias de consumo de drogas, que actualmente se están viendo muy afectadas.