La desaparición de Anna y Olivia, dos hermanas de uno y seis años, en Tenerife, ha acabado de la peor forma. Ayer apareció el cuerpo sin vida de Olivia, la mayor, en el fondo del mar. El buque Ángeles Alvariño sigue buscando al bebé de un año.
Se confirman así lo peores presagios de este caso, que ha conmocionado a la opinión pública española. El asesinato de Anna y Olivia, presuntamente a manos de su padre, es un nuevo caso de violencia vicaria.
La violencia vicaria es la que ejerce un progenitor sobre sus hijos para causar dolor a su pareja. Como tal, está considerada una forma de violencia de género. En este caso, Tomás Gimeno quería vengarse de su ex por haber rehecho su vida con otro hombre.
El dramático caso de Anna y Olivia sirve para que otras madres compartan sus experiencias de violencia vicaria. Como el caso de Lorena García, una madre que ha contado su sufrimiento en un hilo de Twitter.
El caso de Lorena García
«Durante años, lo que hoy está pasando Beatriz fue mi miedo más profundo», empieza el hilo. Según Lorena, su calvario empezó cuando el año pasado, su hijo Eloy, de 12 años, aprovechó el confinamiento para no ir más con su padre.
A raíz de eso, la tensión fue aumentando. «Hubo gritos, discusiones, y acabé poniendo una denuncia cuando amenazó con prender fuego a mi casa», añadió. Así describe esta madre los supuestos malos tratos a los que la sometió su marido desde entonces.
Explica que hubo un juicio rápido y que su hijo declaró ante la juez. «Explicó cosas horribles, con la voz temblorosa y retorciéndose las manos». Al salir del juicio, ella y su hijo se fundieron en un abrazo «y juro que era otro niño».
Según la mujer, el padre salió indemne del delito de amenazas. «Cada 15 días nos llaman de Atención a la Víctima de Violencia de Mossos d’Esquadra para ver como esta todo», explica. Mientras, sigue con su batalla judicial contra el padre.
Esta madre coraje no quiere rendirse: «Comeré macarrones para pagar el abogado, pero se acabó», asegura. Y concluye: «Mi hijo no vuelve a pasar por ese infierno que relató y que yo conozco de primera mano».
También pide un cambio en los protocolos de protección de los menores en casos de violencia de género. «Beatriz tuvo el final que muchas tememos, hoy toca jornada de reflexión, queridas. Cuidaros mucho».
Arropada por una avalancha de comentarios
El testimonio de Lorena ha provocado una reacción en tromba de mensajes de otras mujeres. Algunas comparten su experiencia: «Mi ex es el ciudadano ideal para el resto y el monstruo lo deja en casa, me da miedo hasta poner este tuir, vivir con miedo es una basura».
«Cuando se van las visitas, a las madres se nos paraliza el tiempo hasta que entran de nuevo por la puerta», comenta otra mujer de nombre María Elisabet. Según dice, «nunca he sentido tanto miedo porque ante el daño a mi hijo lo demás da todo igual».
El mensaje de Lorena se ha llenado de comentarios de apoyo: «No estáis solos, ni Eloy ni tú». Y también de personas que piden un cambio en los protocolos de protección.
El caso de Verónica, otro ejemplo
El Confidencial destapó hace poco el caso de Verónica Saldaña, madre de dos hijos acosada por su ex. Uno de sus hijos aseguró haber sufrido abusos. Ella se separó y empezaron las amenazas.
Recibía en su WhatsApp mensajes que se parecen mucho a los que Tomás Gimeno mandó a Beatriz: «Piensa bien las cosas, que van a terminar muy mal». Pidió una orden de alejamiento, pero el hombre se la ha saltado varias veces.
Verónica es un caso claro de los fallos del protocolo de protección. A pesar de estar en el sistema de vigilancia, su ex se ha acercado a ella en varias ocasiones. «Al final me va a matar», decía desesperada esta madre.