El secuestro de Anna y Olivia a manos de su padre Tomás, en Tenerife, está centrando toda la atención mediática en España. Otras desapariciones, aunque menos conocidas, guardan una gran similitud. Es el caso de Leonardo y Stephanie, dos hermanos de 5 y 6 años de los que no se sabe nada desde hace cuatro meses.
Desaparecieron el 29 de enero en Casares, Málaga, y SOS Desaparecidos ha aprovechado el caso mediático de Anna y Olivia para recordar sus caras y pedir colaboración ciudadana. A los dos hermanos se les perdió el rastro hace cuatro meses en la parte más occidental de la Costa del Sol. La familia tuvo noticias de que se encuentran bien, pero aún no ha podido verlos y esto alarga su sufrimiento y preocupación.
Ayer mismo, la organización que se dedica a colaborar en la búsqueda de desaparecidos volvió a difundir la alerta por el caso de Leonardo y Stephania. La principal hipótesis es que los pequeños fueron víctima de un secuestro parental, en este caso por parte de la madre. Se sospecha que se los ha llevado a Rusia. La Asociación de Niños sin Derechos (Nisde) confirma que los dos menores fueron sustraídos, y las autoridades españolas consiguieron contactar con la madre, de origen ruso.
Fue la propia madre quien transmitió que los niños están bien y que se había tenido que ir a Rusia, su país de origen, para cuidar de su padre enfermo. Pero los meses han pasado y el padre de las criaturas sigue sin poder ver a sus hijos ni saber nada de ellos. La familia vive desde Casares en una situación de sufrimiento constante, y por esta razón, el padre ha vuelto a activar la búsqueda de sus hijos menores.
Según la descripción de la alerta de SOS Desaparecidos, Leonardo Centeno Ostapenko tiene 5 años, el pelo rubio y ojos azules. Su hermana, Stepahnie Centeno Ostapenko, tiene 6 años, pelo castaño y ojos azules. La familia confía en que el caso de Anna y Olivia, que ha conmocionado a la opinión pública española, ayudará a llamar la atención sobre su caso y poder ofrecer nuevas pistas sobre el paradero de los dos menores.
Secuestro parental, un caso más común de lo que parece
El martes de la semana pasada, Tomás Gimeno, un hombre de 38 años, se llevó a sus hijas de 1 y 6 años y desapareció. El caso de Anna y Olivia, y el de Leonardo y Stephanie, se parecen. En ambos casos, uno de sus progenitores, en un caso el padre y en otro la madre, se llevaron a sus hijos sin permiso, y desaparecieron. Pero también hay una diferencia sustancial: La intención de Tomás fue arrebatar las niñas a su madre y desaparecer para siempre, mientras que la madre de Leonardo y Stephanie se ha comunicado con la familia para dejar claro que los niños están bien.
Cada año se registran unos 200 casos de secuestro parental en España, y la mayoría siguen el mismo patrón: uno de los dos, el padre o la madre, se lleva a los niños de vacaciones y no los devuelven. En algunos casos, se los llevan fuera de España, como parece ser el caso de las niñas de Tenerife y los hermanos de Málaga. Un caso con final feliz fue el de Alberto Encinas, que recuperó a su hija ocho años después de que su madre se la llevara a Polonia.
En el Ministerio de Justicia hay cada año un centenar de solicitudes de retorno de menores y otro centenar de requerimientos para que sean devueltos a sus países de origen. En España se tarda, de media, seis meses en resolver este tipo de casos. Pero la cosa se complica cuando uno de los progenitores es de fuera de España.
Desde la Asociación de Niños sin Derechos, formada por padres y madres en esa situación, piden un cambio legislativo para garantizar que los derechos de los niños españolas se respetan en cualquier lugar. En la mayoría de estos casos, la policía se encuentra con muchas trabas que ralentizan la investigación, y las familias viven con mucha angustia el proceso, y también con mucha impotencia.
Es el caso de la familia Centeno, que a pesar de saber que sus hijos se encuentran bien, probablemente en Rusia con su madre, no pueden hacer nada para llegar hasta ellos. Ya son cuatro meses sin Leonardo y Stephanie. Cuatro largos meses en los que su padre y su familia mantienen la esperanza de volver a verlos muy pronto.