Aunque la situación epidemiológica sigue mejorando en Andalucía como lo está haciendo en el resto de España, el gobierno andaluz sigue siendo cauto a la hora de plantearse una desescalada. Y es que en las últimas horas han sido varias las voces de la Junta que han dejado claro que la relajación de las actuales restricciones, incluidos los cierres perimetrales, tendrá que esperar.
El último en pronunciarse en este sentido ha sido el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre. Explicaba ante los periodistas que de momento el plan de la Junta es que «las medidas de apertura van a ser con mucho cuidado, con mucho tiento». Hay que recordar que de momento lo único aprobado es un cambio para decidir que medidas aplicar en cada población y en su duración. Pero además de esto, se atrevía a poner una fecha para cuando se podía empezar a plantear una relajación: «En un principio no se baraja nada hasta después del día de Andalucía».
Así, todo apunta que los andaluces tendrán que convivir con las actuales medidas al menos 10 días más, hasta el próximo 28 de febrero. Sería entonces, según confirmaba el consejero, cuando «decidiremos si tomamos alguna medida de corte aperturista, dando mayor libertad a todos los andaluces».
Pero comentábamos, Aguirre no es el único que se ha pronunciado en las últimas horas sobre una posible desescalada en la comunidad andaluza. El propio presidente andaluz, Juanma Moreno insistía el miércoles en que no es momento para iniciar una desescalada rápida y se preguntaba que para qué sirve correr en la relajación de medidas si «nos va a frenar en seco la pandemia».
Moreno señalaba que aunque «todos queremos desescalar y recuperar espacios», todavía «no se dan las circunstancias todavía». Y en este sentido, seguía insistiendo que «no estamos en circunstancias como para poder normalizar toda la actividad y movilidad social como todos quisiéramos hacer».
Pese a la mejora de los datos, sigue habiendo temor a las nuevas cepas
Tanto Jesús Aguirre como Juanma Moreno se han mostrado muy precavidos sobre la evolución que pueda tener la pandemia en Andalucía en los próximos días y semanas. Aunque coinciden en reflejar que los indicadores como la incidencia siguen mejorando, la presión hospitalaria no anima a tomar medidas precipitadas, además de recordar la existencia de unas nuevas variantes que son totalmente imprevisibles.
El consejero de Salud recordaba como la cepa británica ha demostrado ser «mucho más contagiosa». En Andalucía, ya representa el 41% de los nuevos casos y afirma que «será mayoritaria dentro y de una semana o diez días». Es por eso que anunciaba que en las próximas horas «los consejos territoriales de alto impacto no tienen previsto bajar la presión por la movilidad entre personas». Ha recordado que la comunidad está todavía «en plena pandemia» y que por lo tanto no hay motivos para «bajar la guardia».
Por su parte, el presidente de Andalucía se marcaba el objetivo de reducir la actual presión hospitalaria antes de tomar cualquier decisión. Hay que «ver si a lo largo de este mes de febrero se van desalojando los hospitales y se puede hacer alguna cosa», explicaba aunque esta relajación sería siempre con «limitaciones».
Sobre este punto, ha insistido en que «las limitaciones van a estar presentes hasta que no esté vacunado el 70% de la población». Y es por eso que ya no se quiere fijar ningún objetivo respecto a los próximos periodos vacacionales y que no quiere «alentar falsas expectativas». Afirmaba que «ya no le pone metas, ni primavera ni verano» a la posible relajación, ya que el coronavirus ha demostrado que «da giros inesperados» y «nos sorprende cuando menos lo esperamos con subidas explosivas».