Los vecinos de Amalia (72 años) y José (50 años) llevaban años escuchando las broncas y peleas entre madre e hijo. El pasado jueves 19 de mayo, el hombre acabó con la vida de su madre en la vivienda que compartían en Sevilla. Ya se lo había advertido en alguna ocasión: “algún día tengo que matarte”.
La policía había acudido más de 25 veces a este inmueble situado en la calle La Ronda de Andalucía, en el barrio del Padre Pío. Los vecinos llamaban constantemente, alarmados por los gritos que provenían de ese piso. Había veces que la policía ni iba, sabedores que se trataba otra vez de José y Amalia.
La mayoría de las llamadas eran de madrugada porque los vecinos no podían dormir. Pero el jueves de la semana pasada, sorprendentemente, no se oyó ninguna bronca en la conflictiva vivienda. Momentos después se descubriría la macabra explicación, y es que Amalia había sido asesinada.
Amenazó con matar a su madre
Tras las peleas diarias entre madre e hijo se escondía una dura realidad, ya que los dos tenían problemas con la bebida. Sus borracheras solían acabar en broncas descomunales que despertaban a los vecinos. La relación se fue deteriorando con los años, y las peleas aumentaron de tono.
Los vecinos escucharon en alguna ocasión como José amenazaba a su madre: “algún día tengo que matarte”. El hombre cumplió su amenaza la mañana del 19 de mayo, cuando estranguló a su madre con un cinturón. Eran las siete y media de la mañana cuando sonó el teléfono de la policía.
Al otro lado del aparato estaba José, que aseguraba haber acabado con la vida de su madre. Minutos después llegaba la primera patrulla, y al cabo de un rato la calle era un hervidero de coches de policía y emergencias. Dentro del hogar encontraron el cadáver de una mujer de avanzada edad.
Reía de una forma extraña
El Grupo de Homicidios y la Policía Científica realizaron una inspección ocular en la casa y recabaron pruebas. Los forenses hicieron un primer análisis del cadáver, que luego fue trasladado para realizarle la autopsia. Sin embargo la cosa está bastante clara, ya que José confesó el crimen desde el primer momento.
Colaboró en todo momento con la policía y fue detenido y trasladado a la comandancia, donde ratificó su confesión. Su versión coincide con las evidencias recogidas en el lugar del crimen. El juez ha decretado su ingreso en prisión provisional, mientras se van conociendo más detalles del suceso.
Ese día los vecinos sólo escucharon a José hablando y riendo de una forma extraña. No saben si el crimen se produjo entonces o Amalia ya estaba muerta, y quizás ya sea lo menos relevante. La verdad es que ni él ni su madre estaban bien, y que ambos vivían juntos en la vivienda.
Familia marcada por la tragedia
Amalia se casó con su marido y tuvieron cinco hijos: cuatro mujeres y un varón de nombre José. Hace tiempo se separó de su marido y este abandonó el hogar, donde quedaron viviendo Amalia y su hijo José. Hace 16 años una de las hijas del matrimonio se suicidó arrojándose al vacío.
Ocurrió en unos bloques cercanos donde la joven vivía independizada, y desde entonces Amalia no volvió a levantar cabeza. Empezó a desvariar e incluso aseguraba que su marido la quería envenenar. Su deriva coincidió con la vida desordenada de José, un soldador que llevaba años sin trabajar.
El hombre se buscaba la vida vendiendo chatarra, y él y su madre solían ir por la calle sin hablar y sin saludar a los vecinos. En su entorno están impactados, aunque tampoco se sorprenden por lo ocurrido. Muchos no dejan de repetir que era algo que se venía a venir, y que finalmente ha sucedido.
Rumores en el vecindario
El crimen ocurrió el pasado jueves pero no ha salido a la luz hasta ahora, cuando la Policía Nacional ha emitido un comunicado. Desde hace días corren rumores en el barrio que no se ajustan con lo ocurrido, así que la policía ha salido al paso explicando la verdad. Confirman así que el crimen fue cometido con un cinturón.
Algunos vecinos especulan con que José tuvo que golpear previamente a su madre, antes de estrangularla. No había denuncias previas ni antecedentes por malos tratos, según las mismas fuentes policiales. Pero sí confirman que las visitas al domicilio eran frecuentes por las llamadas de los vecinos.
El exmarido de la víctima se desplazó hasta el domicilio donde ocurrió el parricidio, junto a un grupo de familiares. Asegura que no vive allí desde hace tiempo y que no tiene ni idea de lo que pudo ocurrir. De esta dramática forma se consuma la tragedia de esta familia, con dos muertas y uno en la cárcel.