Jorge tenía 19 años, era de Huesca y vivía junto a sus padres y su hermana en Zaragoza. Fue en la capital aragonesa donde este joven encontró la muerte el pasado domingo por la noche. Según los primeros datos de la investigación, se encontraba a las puertas de un bar, cuando recibió un puñetazo y cayó al suelo golpeándose la cabeza.
Los hechos tuvieron lugar en torno a las 11 de la noche en la zona de Eduardo Dato, el mismo lugar donde hace dos años y medio falleció en las misma circunstancias un chico marroquí llamado Sami Hamidi. La espiral de violencia que se vive allí ha puesto en pie de guerra a los vecinos, que piden medidas urgentes al ayuntamiento.
La última víctima de esa violencia es Jorge, el chico de 19 años cuyo caso se encuentra ahora en manos del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Aragón. Por ahora se sabe que estaba a las puertas de un bar y recibió un puñetazo que le hizo caer al suelo desplomado. Al caer se golpeó la cabeza contra el suelo y sufrió un traumatismo que le provocó la muerte cinco horas después.
Mientras Jorge luchaba por su vida en la UCI del Hospital Miguel Servet, otro chico era detenido de madrugada como presunto autor de la agresión. Se trata de un colombiano de 24 años que huyó corriendo del escenario del crimen, pero al que varios testigos lograron identificar para que la policía llegara hasta él. Los agentes tienen claro que fue él quien asestó el golpe mortal, pero no descartan que haya más gente implicada y ahora buscan a personas del entorno del detenido.
Los esfuerzos del Grupo de Homicidios se centran en reconstruir los hechos que acabaron con la vida de Jorge. Según informa El Heraldo, las primeras pistas apuntan a un móvil sentimental, ya que víctima y agresor habían salido con la misma chica. Otros testigos aseguran que ambos coincidieron en el interior del local, en mesas separadas, y que la discusión no empezó hasta que salieron fuera.
Una prueba que puede ser clave
A la hora de cerrar, ambos se encontraron en la puerta y empezó una serie de insultos y amenazas que acabó con un violento puñetazo en la cara de Jorge. El golpe fue tan fuerte que hizo tambalearse al joven y caer en un hueco entre dos contenedores, mientras los gritos desesperados de sus amigos hacían salir a los vecinos a la ventana. Fue uno de ellos el que llamó para dar el aviso la policía.
«El chico estaba bocarriba, pero bajó un señor y lo puso de lado, supongo que para evitar que se asfixiara», explica un testigo, que relata cómo después llegó la ambulancia y estuvieron mucho tiempo reanimándole. Una vez estabilizado, la trasladaron al hospital donde murió, a las 4.40 horas. El agresor fue conducido a dependencias policiales, donde ayer estaba pendiente de pasar a disposición judicial.
Al día siguiente de la agresión, Harold abrió la persiana de su local donde la noche anterior había tenido lugar el percance. Poco después salía en dirección a la comisaría para entregar a la policía lo que podrían ser pruebas importantes del caso: «Los vídeos de las cámaras demuestran que dentro del local no pasó absolutamente nada, no entiendo por qué han dicho que hubo una pelea y botellazos, cuando saben que no fue así».
El hostelero cuenta que víctima y agresor estuvieron en mesas separadas, y que «no habían dado ningún problema ni se aprecia que estuvieran bebidos». También asegura que «por lo que me ha contado el camarero, se encararon en la puerta y uno le pegó un puñetazo a otro». Desde que abrió el local, el 16 de abril, la policía ha hecho cuatro visitas: «Yo entiendo su derecho al descanso, pero los vecinos tienen que entender que yo tengo derecho a sacar el negocio adelante».
Dos chicos muertos en dos años
Harol lamenta mucho lo ocurrido pero también que se utilice esto para manchar la imagen de su local: «solo tuvimos una denuncia al principio por el ruido, y ya lo solucionamos». Pero los vecinos no comparten la misma opinión y aseguran estar cansados de las peleas en los numerosos bares de la zona: «la creciente espiral de violencia nos tiene atemorizados, dos chicos muertos en dos años es para tomárselo en serio».
Los vecinos piden más presencia policial, pero dudan que estos se haga efectivo porque «a las autoridades la gente que vivimos aquí les importamos poco». Hartos de la situación, preparan un manifiesto de condena y una manifestación para que tragedias como la que ocurrió el pasado domingo no vuelvan a suceder.