Han pasado 48 horas desde que Claudia Abigail desapareció en Totana, Murcia, y 24 desde que la Guardia Civil la encontró muerta en un trastero. La tragedia ha golpeado el entorno de la víctima, donde hoy reina el silencio. Pero también ha consternado a la sociedad española por la edad de los protagonistas.
Claudia tenía solo 17 años, y su verdugo, Jonan, 19. Ambos eran españoles de origen latino y se conocieron en el Instituto Juan de la Cierva de Totana, donde estudiaban. Empezaron una relación tormentosa a la que ella decidió poner fin hace un mes, despertando la bestia que él llevaba dentro.
Aparentemente tranquilo y encantador, Jonan es en realidad un celoso empedernido capaz de cometer la peor de las aberraciones. El martes por la tarde asesinó a cuchilladas a su ex menor de edad y ocultó el cuerpo en el trastero. Luego mintió a diestro y siniestro hasta que no tuvo más opción que confesar: “Sí, he sido yo”.
Un empollón con gafas de pasta
En declaraciones a El Español, el padre de la víctima desenmascara al asesino confeso: “Él vino tres veces a mi casa, yo le veía como un chico bueno, pero ahora sé que no conocía cómo era por dentro de verdad”. Jonan le causó una buena impresión al principio: “un chico con gafas de pasta tranquilo y educado”.
Patricio y Carmen, los padres de Claudia, llevan 24 horas intentando asimilar lo ocurrido. Su hija se matriculó en la ESO en el Instituto Juan de la Cierva de Totana, y allí conoció a Jonan, que estudiaba Bachillerato. Los dos eran hijos de padres ecuatorianos y congeniaron a la primera, iniciando una relación.
Claudia era una chica dotada de una gran belleza, apasionada por la moda y con una gran vitalidad. Jonan era más tímido y estaba más centrado en los libros. Poco después de iniciar su relación comenzaron a faltar a clase, y pasaban las horas en un piso de un bloque ubicado en la Rambla de la Santa, en Totana.
Claudia estaba ilusionada
Claudia estaba ilusionada con su primera relación, le hacía regalos de cumpleaños a su novio y contaba los meses que llevaban juntos. A punto de cumplir un año juntos, ella lo presentó oficialmente en casa y sus padres empezaron a cogerle confianza. Fue varias veces a su casa, mostrándose siempre como un muchacho ejemplar.
Pero de pronto, aquel empollón con gafas de pasta que parecía no haber roto nunca un plato empezó a mostrar su personalidad más oscura. Las discusiones fueron cada vez más frecuentes. Según cuenta el padre de Claudia, “Jonan era celoso, cuando hablaba con mi hija acababan discutiendo, gritando y se insultaban”.
Hace un mes, Claudia decidió dejar la relación y a sus 17 años estaba ilusionada con otro chico que había conocido en Lorca. Sus padres tienen claro que Jonan no pasó página y que la mató porque ella quería dejarle. El martes vieron a su hija por última vez, cuando pasaron la mañana de compras en Cartagena.
Una cita que acabó en tragedia
A las cuatro de la tarde, Claudia tenía que hacer clase de refuerzo en una academia a la que iba para terminar la ESO. Cuando su hermano Michael fue a recogerla a las ocho, la adolescente no estaba. Su teléfono estaba en línea pero no respondía a las llamadas ni a los mensajes de WhatsApp.
Cuando preguntaron a sus amigos, uno les desveló que el martes tenía planeado verse con su ex. Claudia y Jonan habían roto la relación pero seguían viéndose, y ese día concertaron una cita que acabó en tragedia. Aquella misma tarde el joven acuchilló a su ex y escondió el cadáver en un trastero.
Concretamente el número 14 del bloque de pisos donde él y Claudia solían pasar las horas cuando se fugaban de clase. Cuando los padres de la adolescente preguntaron a Jonan, él les dijo que no la había visto y que no hablaban desde hacía tiempo. Fue entonces cuando pusieron la denuncia por desaparición.
Su madre le delató
Peinaron las zonas que frecuentaba la menor y preguntaron a sus amigos, pero todo resultó en vano. Las horas pasaban y la angustia aumentaba, ya que la chica nunca había estado tantas horas sin dar señales de vida. Cuando los padres revelaron a la policía la turbulenta relación que mantenía con Jonan, saltaron todas las alarmas.
Una patrulla se personó en el piso de la avenida de la Rambla Santana para hablar con el chico, que una vez más negó saber nada de Claudia. Horas después, a las tres de la madrugada, recibieron la llamada de una mujer llorando. Era la madre del ex de Claudia, y llamaba para delatar a su hijo.
Según relató la mujer, Claudia y Jonan se habían visto aquella tarde y él le había hecho daño. Desveló que la muchacha estaba muerta, encerrada en un trastero, así que los agentes volvieron al bloque de pisos. Cuando los bomberos abrieron la puerta del trastero, encontraron el cuerpo de la joven asesinada.
Adiós a los sueños
Claudia es la tercera víctima mortal de la violencia de género en España este 2022, la 1.129 desde que empezó el recuento en 2003. Hoy, Patricio y Carmen enterrarán a su chiquilla de 17 años en medio del dolor y con una sola súplica, “que se haga justicia”. Jonan está detenido a la espera de declarar ante el juez.
Patricio y Carmen son originarios de Ecuador y se mudaron a España en busca de una vida mejor. Su obsesión era que sus hijos estudiaran para tener un futuro prometedor, mejor que el que ellos habían tenido. Claudia les hizo caso, y se apuntó a un ciclo de Formación Profesional de Informática.
En diciembre dejó el instituto en el que había conocido a Jonan, y estaba yendo a una academia para terminar la ESO. Aunque había roto con su exnovio, los dos se seguían viendo esporádicamente. Como el pasado martes, el día en que todos los sueños de esta adolescente terminaron para siempre.