Tomás Gimeno, el padre de las niñas de Tenerife, sigue acaparando titulares. Y sigue hablándose de él, aunque la búsqueda de su cuerpo y el de sus hijas finalizase hace varias semanas. Joaquín Amills, portavoz de la familia de Beatriz Zimmermann, se ha referido de nuevo a este espeluznante caso para el digital Almería Hoy.
Preguntado por si creía que el desenlace del caso iba a terminar con el fallecimiento de Anna y Olivia, admite que lo preveía. "Nos temíamos un desenlace como el que ha sucedido, pero albergábamos la esperanza de descubrir al asesino".
Además, el portavoz de la familia reconoció que, por estrategia, "una psicóloga elaboró un perfil psicológico de Tomás. Aconsejó en un primer momento, cuando aún cabía la posibilidad de que las niñas estuvieran vivas, apelar a su corazón. Eso significaba evitar revelar lo sinvergüenza que era", asegura.
"Es un sujeto narcisista, de comportamiento infantil y tramposo"
Ese informe describe a Gimeno como "un sujeto narcisista, de comportamiento infantil y tramposo. Para él, ganar era lo más importante, y siempre celebraba sus triunfos avergonzando al perdedor".
El entrevistado tiene muy claro el objetivo que tenía el empresario tinerfeño. "Nunca quería ni podía admitir perder. Para él, las niñas eran de su propiedad. El 27 de junio aún decía que iban a estar bien atendidas. Mentía. Al encontrar el cuerpo de Olivia supimos con seguridad que había planeado hasta el último detalle del crimen. Esperaba que las condiciones del mar fueran propicias para su propósito".
Además, recalca que "su objetivo consistía en castigar a su exmujer haciéndole sufrir con la desaparición de sus hijas. Beatriz es, sin embargo, completamente distinta".
También recuerda que el fatídico 27 de abril, el padre de las pequeñas "dejó a sus hijas un momento para ir al puerto. Así, pudo comprobar que el barco funcionaba y todo estaba listo conforme a lo previsto".
"Después, él recogió a las niñas, fue a su casa a las 19:30 y allí las mató. Pero antes, hizo que la pequeña Olivia grabara un audio encargando a su madre recoger unos cuadros. Envió a Beatriz un último recuerdo, una maldad propia de un ser depravado y en ese momento asesinó a sus dos hijas", se lamenta.
Asimismo, el portavoz de Beatriz Zimmermann rememora esa última conversación que mantuvo con su exmujer, ya con el cadáver de las niñas en dos bolsas.
"Lo tenía previsto desde el principio"
"Tomás se limitó a responder que ya se las devolvería. Fue en una llamada posterior, cuando este le contestó de manera arrogante que jamás volvería a verlas, y que se iría muy lejos", relata.
"A las 22:10 fue a la Guardia Civil y volvió a llamarle en presencia de un agente. Contestó que ningún guardia le iba a ordenar lo que tenía que hacer, y pidió que le dejaran en paz. Después hizo algo que no encaja".
"A las 23:00 volvió al puerto y creemos que fue algo improvisado, porque podía estar esperándole Beatriz con la Guardia Civil. Una patrulla costera le dio el alto por infringir el toque de queda y registró la embarcación, pero no encontraron nada. Tras la inspección, le ordenaron amarrarla y le impusieron una sanción", narra.
Para el fundador de 'SOS Desaparecidos', el tinerfeño "lo tenía previsto desde el principio. Tenía claro que tenía que hacerlo en un punto donde no fueran encontrados nunca ni su cadáver ni el de las niñas, porque su objetivo era el sufrimiento de Beatriz".
"Sin embargo, cuando llegó la hora de la verdad, le entró miedo y se dispuso a pensar qué hacer para escapar. Después, cuando le paró la Guardia Civil del Mar, se dio cuenta de que era imposible y siguió operativo hasta las 2:00. Fue el tiempo que empleó en decidir si acababa o no con su vida".
Para cerrar el tema del empresario, el portavoz confiesa que "quienes utilizan a sus hijos para hacer sufrir a su cónyuge no son enfermos mentales".
Según sus palabras, son personas que "no presentan ningún remordimiento por lo que hacen. En España hay ahora mismo 40 menores desaparecidos por sustracción parental, es decir, porque se los ha llevado uno de los dos progenitores. En este momento no sabemos si están vivos o muertos", expone.
Beatriz Zimmermann, todo un ejemplo para Amills
Por otro lado, el entrevistado considera a la madre de Anna y Olivia una persona "muy especial. Es incapaz de albergar odio, aunque está rota en un millón de pedazos. Su preocupación era encontrar a sus hijas y, para conseguir ese objetivo, sabía que no podía odiar".
"Para mí es un ejemplo de gratitud, ya que nos daba ánimos constantemente. Todos los días nos decía «hoy encontraremos a las niñas». Siempre recordaré una frase cuando apareció el cadáver de Olivia: «Joaquín, las hemos encontrado, aunque no en la forma que habíamos soñado», me decía", concluye.