Parece mentira pero es la realidad. Jessica, una mujer que trabaja limpiando en una casa del centro de Madrid, ha sido despedida de su empleo «vivir en Vallecas». Según la afectada, le dijeron que no hacía falta que volviera al trabajo porque vivía en una zona muy afectada por el coronavirus y era un riesgo de contagio.
«El próximo día no vengas, porque el foco es en Vallecas y tú vienes de Vallecas y encima en metro o en autobús», le dijeron. Además, Jessica limpiaba cinco casas antes de la pandemia y esta era la última que le quedaba. Ahora se ha quedado en el paro.
Su drama se une al de muchas otras trabajadoras de este sector, que a raíz de la epidemia se han quedado sin trabajo. Jessica ha visto cómo en pocos meses se ha quedado sin las cinco casas que limpiaba para mantener a sus hijos, que ahora puede mantener gracias al comedor social de una parroquia del barrio.
Pero el problema va más allá. Se trata de la estigmatización que están sufriendo muchos trabajadores por el lugar donde residen. Desde la Asociación de Vecinos Puente de Vallecas, alertan de que no es un caso aislado: «Se está produciendo una estigmatización de las personas del barrio por culpa del confinamiento selectivo».
Llaman la atención sobre el hecho de que no sólo se está despidiendo a vecinos del barrio, sino que a muchos se les obliga a someterse a las pruebas PCR diarias. Es uno de los problemas añadidos a los que se enfrentan los vecinos de ese humilde barrio de Madrid, donde ayer mismo hubo concentraciones para protestar contra el confinamiento selectivo.
Graves amenazas
La amenaza a los trabajadores apareció durante la primera oleada pero en un sentido contrario. Muchos sanitarios empezaron a recibir presiones y amenazas por parte de sus vecinos que les pedían que no volvieran a casa después de su trabajo por el riesgo de transmitirles el Covid-19. Algunos casos salieron en la prensa por su dureza.
Es el caso de una ginecóloga de Barcelona, Silvana Bonino, que se encontró una pintada en su coche: «Rata contagiosa». La foto del coche apareció en todos los medios de España y ayudó a concienciar de la difícil situación que se encontraban médicos y enfermeras, también fuera de su trabajo.
El caso de Jessica, sin embargo, marca otro precedente, ya que se ve perjudicada por el lugar donde vive y le cuesta de hecho su trabajo. Ante la oleada de contagios en los barrios populares de Madrid, los expertos han denunciado que además de la precariedad económica y laboral sus vecinos viven más expuestos al Coronavirus que otros barrios más pudientes.