“Va a matar a mi hijo”, son los gritos que se salían desde el inmueble donde el 3 de febrero de 2019 un hombre mató a su novia embarazada. Anthony Hobsen ha sido sentenciado a 26 años de cárcel por el asesinato de Jennifer Irigoyen. La sentencia confirma que la mató porque no quería ser padre.
La discusión se inició en el domicilio de la pareja en Nueva York cuando Jennifer le anunció a su novio que estaba embarazada. El hombre enloqueció y amenazó con un cuchillo a la mujer, que intentó defender la vida de su bebé. El agresor la arrastró hasta el vestíbulo del edificio donde la hirió de muerte.
La mujer de 35 años acabó muriendo y el asesino fue detenido poco después y entregado a las autoridades judiciales. Las cámaras de seguridad del edificio captaron el horrible crimen y el padre de la criatura ha sido condenado. El juicio ha permitido reconstruir los hechos en un relato que pone los pelos de punto.
El crimen de Jennifer
Jennifer Irigoyen era una agente inmobiliaria de 35 años que mantenía una relación con el hombre que la mató. La madrugada del 3 de febrero de 2019 se desató una violenta discusión en el domicilio de la pareja. Ella le había comunicado que estaba embarazada, y él estalló porque no quería ser padre.
Los testigos aseguran haber escuchado gritos dentro del inmueble antes de que él la arrastrara hasta el vestíbulo para matarla. “Tiene un cuchillo, va a matar a mi hijo”, gritaba Jennifer, embarazada de cinco meses. La mujer intentó defender la vida de su bebé mientras era perseguida por el agresor.
Sobre la una de la madrugada, el hombre arrastró a la víctima por las escaleras desde la tercera planta hasta la entrada del edificio. En las imágenes se aprecia al agresor apuntando con el cuchillo directamente a la barriga de la mujer embarazada. Una vez reducida le clavó el cuchillo varias veces.
Quería acabar con el bebé
La víctima presentaba varias puñaladas en la zona del cuello y en el estómago, motivo por el cual acabó muriendo poco después. La investigación confirmó que la primera puñalada se produjo en el estómago, con la clara intención de acabar con el bebé. El agresor huyó encapuchado, aunque pudo ser identificado.
Uno de los vecinos llamó a emergencias, y cuando llegaron la mujer estaba bañada en sangre y con un hilo de vida. “Estaba al pie de las escaleras desangrándose, dijo este vecino, “tenía un perrito con ella y sus pies estaban empapados de sangre”. Además de las puñaladas, tenía heridas de defensa en las manos.
El crimen de Jennifer Irigoyen conmocionó a la opinión pública de su país porque era una joven que lo tenía todo para ser feliz. Jennifer era una talentosa pianista que se ganaba la vida vendiendo casas de lujo y dando clases de baile latino. Además acababa de recibir la mejor noticia de su vida, ya que iba a ser madre.
No pudo pronunciar el nombre del asesino
Mientras la mujer agonizaba le preguntaron si conocía a su asesino y asintió con la cabeza, pero no alcanzó a decir su nombre. Todas las sospechas se vertieron sobre su novio, que estuvo varios días desaparecido. “Si apuñalan a tu novia y no das señales de vida, es que eres definitivamente sospechoso”, afirmó la policía.
No tardaron en recabar pruebas contra Anthony Hobsen, que entre otras cosas dejó huellas de sus zapatillas en el escenario del crimen. El hombre fue detenido y acusado de la muerte de su novia. Anthony acabó confesando el crimen y reveló la razón ante el asombro de los agentes: sencillamente, no quería ser padre.
Los médicos trataron de salvar la vida de Jennifer y la del bebé, pero ambos acabaron muriendo. La víctima era además madre de un niño de 12 años, fruto de una relación anterior. Los familiares de la chica siguen devastados por la tragedia, pero ahora respiran tranquilos con el asesino entre rejas.
“Sé que ya no estás físicamente con nosotros, pero tu espíritu sí lo está”, escribió una familiar en redes sociales. “Siempre te dije lo que me hubiera gustado verte feliz, porque merecías ser amada y todos los éxitos del mundo”, añadió. La definieron como una chica humilde que había cumplido sus sueños con esfuerzo.